By Carlos Islas

Correo: carlosislas97@politicaladvisorsapc.com


En Estados Unidos, el proceso electoral de cada cuatro años, en el que se elige a su presidente, por lo general se vive con una relativa normalidad. Esta conlleva una dinámica a la que los votantes y candidatos están muy acostumbrados: campañas políticas en tierra, eventos y movilizaciones multitudinarias en cada uno de los estados y el contacto personal entre ambos.

Este año, 2020, este proceso estará plagado de atipicidades por múltiples razones: 1) la pandemia del COVID-19; 2) la dinámica de las campañas políticas volcadas a lo virtual y 3) el mensaje de ambos candidatos.

Primeramente, la pandemia del COVID-19 originada en Wuhan, China, llegó a Estados Unidos el 21 de enero de 2020 cuando se confirmó el primer caso en el estado de Washington. El inicio de la pandemia fue desestimado por Donald Trump al mencionar que la situación se encontraba bajo control. Meses después, ni el presidente ni su gobierno se imaginaron las consecuencias que el crecimiento acelerado de los contagios traería. A fecha del 15 de mayo de 2020, Estados Unidos es el país con más casos confirmados de COVID-19 desde el inicio de la pandemia. Según datos de la John Hopkins University se han registrado 1, 442, 924 contagios, 87, 493 fallecimientos y 243, 430 recuperados (Infobae 2020).

Estos números representan la dimensión de la crisis sanitaria en territorio estadounidense. Sin embargo, hay otros dos fenómenos económicos de suma importancia para el proceso electoral escondidos detrás de estos números: la alta tasa de desempleo y la caída del Producto Interno Bruto (PIB).

Las medidas de mitigación impuestas para contrarrestar la pandemia han obligado al cierre de industrias enteras, fabricas, plantas, restaurantes, tiendas, etc., poniendo fin a la expansión económica prolongada desde la Gran Recesión. Por un lado, la paralización de la producción se confirmó cuando el miércoles 29 de abril, el Departamento de Comercio reportó la contracción del PIB en 4.8% en el primer trimestre del año tras un crecimiento de 2.1% en los últimos meses de 2019 (Forbes 2020); por otro lado, a fecha del 15 de mayo de 2020, se notificó que 36, 5 millones de personas han perdido su empleo a causa de la pandemia, solicitando los beneficios de desempleo. Cabe resaltar que ambos fenómenos son indicadores de la salud de la economía (Mars 2020).

Si bien los efectos económicos de la pandemia pueden agravarse aún más, lo cierto es que tendrán un impacto profundo en el proceso electoral. Recordemos que, de manera específica, la salud de la economía es una cuestión esencial para el estadounidense promedio porque el sentido de su voto es determinado por lo que tiene en el bolsillo. Entonces, si los efectos económicos de la pandemia se agravan hasta noviembre la reelección de Trump está indecisa.

Ahora bien, aunque el confinamiento total del país ha sido descartado por Trump, más de 100 millones de personas se han mantenido en sus casas como parte de las medidas de mitigación para contrarrestar la pandemia del COVID-19. Esta medida de encierro ha obligado a Trump y a Biden a reconfigurar sus estrategias de campaña, ya que lo eventos multitudinarios con sus seguidores han quedado sólo como un recuerdo.

El viraje a una elección virtual conlleva nuevas dinámicas que obliguen a candidatos y votantes a hacer cosas fuera de lo común con el uso de las tecnologías de la información. Por un lado, Biden ha adaptado el sótano de su casa en Delaware como un estudio para sus transmisiones. Aunque la falta de innovación virtual ha sido una de sus debilidades desde un inicio, Biden se ha adaptado a los “town halls” virtuales y podcasts a falta de tiempo y espacios en los medios tradicionales; por otro lado, Trump ha acaparado por completo la cobertura de los canales de cable y en la televisión en general con sus ruedas de prensa diarias desde la Casa Blanca para dar a conocer los avances y riesgos entorno a la pandemia del COVID-19 (Navarro 2020).

Estos pequeños actos de campaña, junto con el uso de sus redes sociales para desprestigiar a sus rivales, le han dado un alcance virtual mucho mayor a Trump. La diferencia entre sus números en redes son abismales: en Twitter, Trump tiene cerca de 80 millones de seguidores mientras que Biden cuenta con apenas 5,5 millones; en Facebook, Trump tiene un poco más de 27, 5 millones y Biden cerca de 2 millones. Probablemente estos números no decidan el resultado de la elección, pero tienen gran relevancia para ambos candidatos en estos momentos de confinamiento.

Ahora también se da la contienda política en las redes sociales.

La desaparición de Biden de los medios tradicionales y sus pocos números en redes no necesariamente se traducen en una desventaja sino en una estrategia, ya que el desgaste natural de las acciones de gobierno exhibe las debilidades de Trump como presidente. Entonces, dejar que el presidente se equivoque y se contradiga solo puede ser la mejor estrategia de Biden para convertir su campaña en un referéndum sobre la administración de Trump.

Por último, el mensaje de ambos candidatos. Hasta hace unos meses, Trump confiaba basar su campaña, principalmente, en el buen ritmo de la economía nacional. Sin embargo, con los saldos negativos en materia de creación de empleo, la contracción del PIB y la reestructuración de las industrias, tendrá que recurrir a mensajes antes vistos para mantener movilizadas a sus bases: 1) avivar los conflictos culturales que dividen a los estadounidenses; 2) buscar invasiones extranjeras de cualquier tipo para justificar su nacionalismo y 3) culpar a sus rivales políticos para excusar el desorden político interno.

En el caso de Biden, ofrecerá un mensaje en el que exponga las debilidades de Trump como presidente: 1) su falta de empatía; 2) su pobre capacidad de generar consensos; 3) su irresponsabilidad en tiempos de crisis y 4) su propio criterio científico. Además, como un político clásico, Biden se verá obligado a ofrecer su experiencia y su capacidad de ser el vicepresidente de Obama como su mejor arma.

Quizá la experimentación de ambos candidatos de hacer campañas virtuales sea el parteaguas necesario para dejar atrás la tradicionalidad y la ambigüedad de los procesos electorales, no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero. Lo cierto es que hoy en día podemos esperar muchas rarezas e inconsistencias de nuestras sociedades, en todo su conjunto, porque aún no están acostumbradas con el uso de nuevas herramientas tecnológicas implementadas en algo tan importante como los procesos electorales. Mientras tanto, aprendamos y disfrutemos de esta experiencia sin desatendernos de nuestra salud y nuestra participación.


Bibliografía:

Forbes. Economía de Estados Unidos se contrae 4.8%; indica el inicio de una recesión: Forbes México. 29 de Abril de 2020. https://www.forbes.com.mx/mundo-economia-de-estados-unidos-se-hunde-4-8-indica-el-inicio-de-una-recesion/https://www.forbes.com.mx/mundo-economia-de-estados-unidos-se-hunde-4-8-indica-el-inicio-de-una-recesion/ (último acceso: 15 de Mayo de 2020).

Infobae. EEUU registra 1.680 nuevas muertes por coronavirus en 24 horas (John Hopkins: Infobae. 16 de Mayo de 2020. https://www.infobae.com/america/agencias/2020/05/16/eeuu-registra-1680-nuevas-muertes-por-coronavirus-en-24-horas-johns-hopkins/ (último acceso: 16 de Mayo de 2020).

Mars, Amanda. Más de 36 millones de personas piden la prestación del paro en Estados Unidos en ocho semanas de crisis: El País. 15 de Mayo de 2020. https://elpais.com/economia/2020-05-14/mas-de-36-millones-de-personas-piden-la-prestacion-del-paro-en-estados-unidos-en-ocho-semanas-de-crisis.html (último acceso: 15 de Mayo de 2020).

Navarro, Beatríz. La pandemia y la crisis económica obligan a Trump y a Biden a cambiar su estrategia. 19 de Abril de 2020. https://www.lavanguardia.com/internacional/20200419/48600745442/pandemia-estados-unidos-trump-biden-campana-electoral.html (último acceso: 15 de Mayo de 2020).


Acerca del autor: Carlos Islas es politólogo por la UAM-I y miembro de la Red de Norteamericanistas del CISAN de la UNAM.