By Carlos Rivas

Correo: carlos.rivas@politicaladvisorsapc.com


El gobierno, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, se ha caracterizado por comunicarse de manera diferente con la ciudadanía. El presidente informa al pueblo de México todas las mañanas, de lunes a viernes, en punto de las siete horas. Un ejercicio inédito, novedoso y con amplias expectativas, se trata de la actual Comunicación Gubernamental.

Diariamente, los reporteros de la fuente, afines o no, se encuentran presentes en la sala de prensa habilitada en el Salón Tesorería del Palacio Nacional. El acto es transmitido por radio, televisión e internet; el ciudadano es responsable de seguir este ejercicio de comunicación.

Se considera que, como parte de los activos de un gobierno, debe prevalecer la confianza de los votantes y mantener con ellos una buena comunicación en el ejercicio gubernamental(1). Por eso, el gobernante debe identificar que ya no son los tiempos de campaña, ahora es el tiempo de los resultados, de trasparentar las acciones y el ejercicio de recursos; el gobierno federal actual responde a los cuestionamientos de la prensa de manera inmediata, muy a su estilo, a veces con darle vuelta a la respuesta, pero atiende el cuestionamiento público dado por la exposición diaria.

La actual Comunicación Gubernamental es novedosa con respecto los viejos cánones que establecía la tradicional Comunicación Social. Esta última con principios y características todavía utilizadas en la administración de Enrique Peña Nieto. Se trataba de una comunicación más fría, orientada a una oficina de prensa y, en el mejor de los casos, al diseño de estrategias de propaganda de gobierno con tonos institucionales, a veces aburridos y poco atractivos.

Recordemos que esta forma de comunicar de AMLO, la utilizó desde que fungió como Jefe de Gobierno del Distrito Federal en tiempos de Vicente Fox Quesada. Con ese ejercicio fue capaz de establecer la agenda pública del día, se convirtió en contraparte del gobierno federal. Estableció un concepto poco utilizado en la administración pública de que lo importantes no es que hablen bien o mal del personaje, lo importantes es que se hable de él. AMLO acostumbró a los medios de comunicación a la discusión política y a cuestionar al gobierno en funciones.

Actualmente, gobiernos de otros niveles aún conservan las viejas prácticas de la oficina de Comunicación Social, no han entendido que deben comunicar desde temprano sus acciones de gobierno, porque desde temprano se hace opinión pública durante el día. Es de entenderse que el mensaje del ejecutivo federal sea el que tenga mayor peso en la agenda mediática; sin embargo, sus opositores no han sido capaces de tener un contrapeso en la Comunicación Gubernamental. Ningún personaje, ningún partido político, ningún legislador de oposición confronta en el día a día el mensaje oficial. El debate se limita en grupos cerrados de internet o en el comentario editorial de algún comunicador.

Pero no todo es eficiente y eficaz en este ejercicio de Comunicación Gubernamental en la llamada “4T”. El presidente de la república, en su calidad de vocero, contradice conceptos e ideas de su propio equipo de trabajo; se mofa o ridiculiza a sus adversarios políticos; minimiza los comentarios de aquella ciudadanía de a pie que lo cuestiona y no está de acuerdo con su forma de gobernar; así como utiliza un discurso con un mensaje determinado y en los hechos actúa de distinta manera.

Lejos de mantener y evolucionar la forma de comunicación, AMLO lo ha convertido en un ejercicio rutinario, que no aporta a la construcción democrática, sólo se ha reducido a la expresión de un punto de vista limitado, a veces enmarcado en la necedad y sin grandes propuestas. La Comunicación Gubernamental en poco más de 19 meses se ha desgastado.

Existen contradicción en el mensaje gubernamental, por ejemplo, uno de ellos es en el que se sataniza a la adquisición de deuda pública. Se dice que es malo contratar créditos, que es lo peor que una persona o institución puede hacer. En la práctica se sabe que la contratación de deuda, de manera responsable, es útil para el financiamiento de grandes proyectos que contribuyan al bienestar social, sólo así es posible realizar las obras de alto impacto. Esto se contradice cuando se demuestra que el gobierno federal sigue adquiriendo deuda, pero no se reconoce ni se transparenta su ejercicio.

Los especialistas, estudiosos e investigadores de la Economía tienen la capacidad de evaluar y definir la viabilidad de la contratación de deuda; sin embargo, el ciudadano desconoce cómo se aplican los recursos adquiridos mediante créditos, nadie del gobierno federal ha modificado la percepción negativa de lo que significa contraer deuda. Las agencias internacionales han sido descalificadas cuando evalúan la capacidad crediticia de un país o un ente gubernamental, nadie las ha salido a defender, oportunamente.

Otro ejemplo de ineficiencia en la Comunicación Gubernamental es el tratamiento ante la contingencia presentada por la pandemia del Covid 19. El gobierno federal no ha sido capaz de comunicar una realidad ante un tema que ha costado la vida a muchas personas en todo el mundo. Se designó como vocero a Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, en su calidad de científico experto en el ámbito de la Medicina.

Si bien, este espacio no es para cuestionar sus conocimientos y experiencia en materia de salud, sí se critica la Comunicación Gubernamental que ha ejercido desde que iniciaron los primeros reportes de esta pandemia. Él y su equipo no han sido capaces de encontrar la fórmula para que la ciudadanía comprenda el comportamiento del Coronavirus, no han sabido aterrizar los pronósticos o proyecciones al respecto y confunden a la opinión pública, como si fueran videntes o adivinos del futuro.

Adicionalmente, más de una vez, las declaraciones de López-Gatell contradicen a los comentarios del presiente de la república. Y en un afán de cuidar las formas institucionales y de respeto a un superior, el subsecretario utiliza un lenguaje adulador que poco abona a la responsabilidad y la salud de los mexicanos.

El ejercicio de la conferencia diaria del vocero de salud se ha desgastado, incluso cada vez disminuyen las preguntas de los medios, sólo se presenta una actualización de cifras y pronósticos difíciles de alcanzar ante un fenómeno de salubridad que no respeta tiempos ni pactos sociales o políticos.

De manera paralela, representantes de las secretarías de Economía y Bienestar (y algunos otros miembros del gabinete) también realizan una conferencia de prensa todos los días, con el afán de actualizar los datos de los apoyos a la población que se brindan a causa de la pandemia. Ambas conferencias poco a poco dejan de ser relevantes para la opinión pública, el número de reporteros que cubren la fuente ha disminuido, porque ya no son noticia. Está demás si hoy se proporcionaron 1,459 apoyos y mañana 1,462. Resulta irrelevante saber la variación de estos datos. Sería más sensato recurrir a la vieja práctica del comunicado de prensa con la actualización de cifras y algún mensaje a posicionar o, en su caso, utilizar las redes sociales institucionales para informar las estadísticas de cada sector gubernamental.

Y ya que se mencionó a las redes sociales, alguna vez calificadas por AMLO como “benditas”, los gobiernos de cualquier nivel en México no han logrado su completa gestión y afianzarla como un medio de comunicación inmediato y con amplia cobertura. Mientras en precampañas y campañas se realizan trabajos muy exitosos, que se traducen en triunfos electorales, en el ejercicio gubernamental no han alcanzado eficiencia ni eficacia.

El uso de redes sociales sirve para mantener un diálogo e interacción con la ciudadanía, sirve como termómetro para darse cuenta si un gobierno es aceptado y tiene resultados(2). Es una oportunidad que las administraciones tienen y no han sabido aprovechar, limitan su comunicación a prácticas caducas.

Los gobiernos actuales no ha logran comunicarse adecuadamente a través de redes sociales. Los mensajes son limitados y no se posiciona el trabajo gubernamental (por supuesto, hay que tomar en cuenta los lineamientos señalados en la exposición de servidores públicos). Si partimos del concepto que se establece con las conferencias matutinas de AMLO, en que se genera opinión pública desde temprano, ¿por qué en las redes sociales no se atiende este principio?

Existe un debate entre los expertos en comunicación digital, quienes afirman que los mensajes deben emitirse de acuerdo con el flujo de usuarios que marca una red social, es decir, cuando hay más tráfico en redes se debe emitir el mensaje gubernamental a posicionar. En contraste hay quienes afirmamos que, el alto nivel de exposición significa generar opinión pública. El consumidor de redes, en su mayoría, no consume publicaciones de gobierno, tienen una legítima animadversión a éstos.

Debemos entender que las redes sociales gubernamentales funcionan también como referentes para los medios de comunicación, para otras instituciones de gobierno y para el debate político. La presencia de los gobiernos debe ser permanente, porque atiende a toda una población con diversos hábitos y características. Se tiene el ejemplo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha comprendido, desde el inicio de su mandato, el alto impacto de las redes sociales, al realizar sus publicaciones en Twitter en horario de madrugada (en el continente americano), cuyo efecto es capaz de incidir directa e indirectamente en la política y economía mundial. Una opinión escrita en menos de 280 caracteres genera opinión pública.

Entonces, los responsables de la Comunicación Gubernamental deben comprender el papel e impacto de las redes sociales. Las opiniones de ciertos personajes contribuyen al éxito o desgaste institucional. Como ejemplo, tenemos el debate en redes sociales entre Beatriz Gutiérrez Müller y el padre de un niño con cáncer, en donde un desafortunado comentario causó polémica e impacto en el gobierno federal. Se entiende que ella quiera dejar a un lado los viejos esquemas de “primera dama”, pero no la excluye de ser la esposa del presidente de México. Si quiere contribuir al éxito del actual gobierno y de la llamada cuarta transformación, debe entender el juego político y social.

Los gobiernos actuales tienen el reto de eficientar su Comunicación Gubernamental, que ahora es inmediata, en donde cualquier palabra o comentario desencadena opiniones de críticos y opositores; porque en una democracia siempre habrá opositores. No todas las acciones de gobierno son plausibles, como ocurre en otros regímenes, también son motivo de cuestionamiento.

Este tipo de comunicación exige mensajes más sensoriales y propositivos, en donde una imagen, un sonido o una palabra se aleje de la tradicional retórica política. La ciudadanía también forma parte el proceso de comunicación, no solo en una posición de receptor, sino con una condición de emisor también.

El tiempo de hacer campaña quedó atrás, es tiempo de gobernar, de administrar; y, por tanto, comunicar lo que se realiza, el cómo se gobierna y la forma de atender a la sociedad. Reconocer al ciudadano como un personaje que recibe información, pero que también cuestiona, eso es saber comunicar.


  1. Fernández, C., Hernández, R. y Ocampo E. (2007) Marketing político e imagen del gobierno en funciones. Mc Graw Hill. México. P. 116.
  2. León A., Camarillo, J. y Salinas D. (2017) Las campañas políticas y gobiernos en las redes sociales. Porrúa. México. P. 120.

Acerca del autor: Carlos Rivas es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Análisis Político y Medios de Comunicación por el ITESM. Es Secretario Ejecutivo del Centro de Estudios Estratégicos e Investigación Social, así como académico en la UVM.