By Alexa Hernandez

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Hace unos días estuve platicando con un mexicano en Canadá, al cual por seguridad lo llamaré Johannes. Él al igual que muchos compatriotas dejó a su esposa e hijos para ir en busca de mejores oportunidades. Así aprovechó una invitación que le hicieron hace 2 años para ser parte del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México – Canadá (PTAT), que al conjunto con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social ayudan a que agricultores mexicanos puedan ir a hacerse cargo de los campos extranjeros de forma legal.

Para ser parte del  PTAT se debe: ser campesino, tener una edad de 22 a 45 años, estar casado (preferentemente con hijos) y vivir en una zona rural.  Más unas pruebas de agricultura.

Johannes no tuvo miedo y aplicó. Su primera vez en Canadá fue satisfactoria pero trabajar en “farmas” (forma coloquial de llamarle a las zonas agrícolas) se dio cuenta que está lleno de abandono de las autoridades mexicanas, incumplimiento de contratos y abusos laborales; que con el COVID19 salieron a relucir mucho más.

La historia de Johannes comenzó hace aproximadamente 2 meses, cuando él tuvo que viajar a Canadá a pesar de la situación sanitaria que se vivía en el mundo. El Ministro de Trabajo, Monte McNaughton, había anunciado que a partir del 1 de marzo las actividades estarían 6 semanas en pausa. Así el gobierno canadiense  aseguró que no cancelaría la llegada de jornaleros pero requirió que guardaran cuarentena después de su llegada, con el propósito que no hubiera contagios, sin embargo esa técnica falló

Johannes narra que a lo largo de un mes y medio estuvieron llegando migrantes, tenían que guardar 14 días de cuarentena obligatoria; en ese tiempo cada uno de los mexicanos comenzó a tener síntomas esporádicos. Unos tuvieron dolores de cabeza, otros dolores estomacales, algunos con dificultad respiratoria leve, pero nada completo. Lo que no alarmó a los trabajadores, ni a los contratistas. En el caso particular de Johannes, él tuvo una ausencia del gusto, lo que pensó que era una ligera gripa y no acudió al médico.

Todo este contagio masivo fue silencioso, hasta que Carlos (compañero de Johannes), uno de los trabajadores de la farma, comenzó a sentirse mal. El mexicano sufrió un desmayo, sus compañeros trabajadores dieron aviso, pensando que era un paro cardiaco.  Al avisarse la situación, fue llevado al hospital de inmediato, donde comenzaron a preguntarle síntomas y Carlos aseguró haber tenido síntomas esporádicos dos semanas antes. Eso provocó que las autoridades canadienses le realizaran pruebas, dando como resultado positivo. Así realizaron más, donde nuestro querido Johannes y 158 jornaleros más dieron positivo.

Afortunadamente, por ser parte del PTAT ellos tienen un seguro médico (COWAN, contratado desde México) que les dio indicaciones precisas de la situación que debían de tomar en cuenta, así como estar llamándoles para poder estar al corriente con su historial médico. Eso no fue grato para el contratista, ya que tuvo que parar actividades, aunque él quería obligarlos a trabajar, la ley del país protegió a los migrantes. Por su parte, el gobierno mexicano recibió la noticia pero es fecha de ahora que no se ha comunicado, si ellos están vivos es gracias a su aseguradora.

Otro caso es el de Javier, un joven de 24 años que falleció en Ontario por cuestiones de COVID19. La familia de Javier se comunicó con las autoridades migratorias mexicanas, para saber que se podría hacer. El gobierno les indicó que no era un gasto que absorba el país, así que tenían que pagarlo ellos mismos, pidiendo 10,000 dólares. Es por ello que la familia por medio de las redes sociales hizo una campaña, donde pedía la gente que donara un dólar si era posible para que el cuerpo regresara a México. Así fue como la familia comenzó su proceso.

En Vittoria (Ontario) también se tiene registros de mexicanos infectados, tuvieron 7 gravemente en el hospital, lo que hizo que las autoridades canadienses dieran aviso a la farma de allá y comenzar a hacer pruebas ya que estimaban un contagio de más de 100 migrantes. Sin embargo el contratista se estaba negando a la aplicación de pruebas, ya que ellos están obligando a los trabajadores a continuar laborando pese a los síntomas; porque no quieren perder dinero.

Johannes nos explica que trabajar para un jefe mexicano no es nada grato, son los que menos quieren respetar los contratos, las casas de migrantes no están con todos los servicios y no quieren pagar horas extras. Un problema que con el COVID19 se agudizó, aunque ellos hablan a los consulados mexicanos para decir la situación, no son escuchados.

Cada una de las farmas en Canadá está teniendo en promedio 100 contagiados al mes, si consideramos que hay 30 registradas en PTAT, se está hablando de 3,000 contagiados mensuales. Es muy triste ver como los jefes canadienses son los que mayormente están tratando de amparar a sus trabajadores para que no sean regresados por incumplimiento de contrato (descanso por estar enfermos), los jefes mexicanos con residencia canadiense son los que están queriendo obligar, fueron los que escondieron la información de los infectados y son los que más han provocado que el contagio suba.

El gobierno mexicano por su parte,  no había comentado nada sobre la situación.  No fue hasta hace 3 días, que finalmente el presidente anuncio que las autoridades mexicanas revisaran las cuestiones sanitarias de los agricultores mexicanos y sus condiciones laborales, eso después de que fallecieran 2 en Ottawa. Sin embargo, el contagio fue masivo y se había avisado desde hace un mes, pero los jornaleros fueron ignorados.

Actualmente Johannes sigue en recuperación y en contacto con su aseguradora, la cual le dijo que probablemente haya una ayuda económica por el gobierno canadiense. Por su parte, él continua con sus indicaciones médicas, recibe su consulta telefónica y continua laborando, porque él al igual que muchos… no es escuchado.


Acerca de autor: Alexa Hernandez es egresada de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública por la FCPyS de la UNAM. Mismo lugar donde fue docente auxiliar del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales.