By Alejandro Barrios

 

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Los acontecimientos de un pasado no muy lejano han puesto en tela de juicio la labor policíaca, no sólo los actos de corrupción de las corporaciones, sino también, en la forma de controlar las manifestaciones que han tenido lugar en especial los últimos meses, las cuales han sido sumamente violentas independientemente del motivo por el cual se hayan convocado.

Las autoridades han tomado un papel fundamental para el desarrollo y fin de dichas manifestaciones, en las cuales, muchas veces la autoridad opta por reprimir y violar los derechos humanos de los manifestantes; otras veces opta por el dejar hacer, sin importar los daños y perjuicios que le puedan provocar a la propiedad pública y privada; han hecho suyas las frases «no caeremos en provocaciones», «ellos buscaban una confrontación directa con la policía, no la hubo», «no coartaremos la libertad de expresión»; lo cierto es que evadiendo, quizás por el miedo a la violación de derechos humanos de los manifestantes, la autoridad ha optado por el permitir. Muchas personas dirán que lo que hacen los manifestantes es vandalismo, robo, etc. otras que se ejerce el derecho de las personas a la libertad de expresión, pero cabe resaltar que donde comienza el derecho del otro, termina el derecho propio.

Aunque por otro lado hay infinidad de infiltrados en las manifestaciones, los cuales incitan y promueven la violencia, éstos suelen ser financiados y protegidos por el propio gobierno o el partido oficial, incluso por los partidos de oposición o demás organizaciones, con el fin de desacreditar a los gobernantes o bien, el movimiento, manchándolo de violencia y generando el odio de la ciudadanía hacia los manifestantes que luchan por una causa legítima, la cual ha sido olvidada por parte de algún sector que ejerce poder sobre ellos.

Es de suma importancia la prevalencia del Estado de Derecho en la sociedad, ya que se debe actuar respetando las instituciones y las leyes, y no tomando decisiones con sentimiento y emociones, por lo cual, es necesario promover, en los primeros respondientes, protocolos de actuación y manejo de la fuerza con apego a los derechos humanos con el fin de poner orden y no permitir delitos y afectaciones a la ciudadanía, siempre garantizando la libertad de expresión de quienes se manifiestan, ya que con una autoridad que viola derechos humanos  o en su caso, una autoridad sin autoridad, es difícil que exista la justicia y que prevalezca la impunidad y la corrupción.

Las autoridades no pueden optar por alguno de los dos extremos, el de represión o el de omisión, ya que los dos son igual de dañinos, los dos hacen que prevalezca la injusticia. Las autoridades deben optar por capacitar a las fuerzas del orden, ya que se ha visto que no lo están. El derecho a la  libertad de expresión debe de ser ejercido de acuerdo a su regulación y con apego a los derechos humanos.

No reprimir. No omitir. Sí poner orden.


Acerca del autor: Alejandro Barrios es estudiante de la Licenciatura en Derecho. Miembro del Consejo Directivo de la Fundación Sembrando Sonrisas México. Ha participado activamente en el voluntariado y en organizaciones políticas, sociales y estudiantiles.