By Danitza Morales

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La figura de Hugo López-Gatell fue un gran acierto en el modelo de comunicación del gobierno federal; pero, conforme pasan los días va perdiendo fuerza.

Desde que se presentó por primera vez el subsecretario de salud en la mañanera el 17 de enero, el presidente López Obrador lo dotó de credibilidad  y meses después, cuando estaría por comenzar el peor momento de la pandemia en nuestro país, lanzó una bomba de legitimidad hacia la figura de Gatell, aseverando que todas las decisiones que se tomaran por parte del gobierno federal se harían bajo las indicaciones de técnicos, médicos y científicos.

Esto se reflejó en la conferencia de prensa de las 7 de la noche, que al igual que la conferencia del presidente, se transmite a gran escala, y se replica en todos los medios, llegando a casi todas las personas que utilizan aplicaciones tecnológicas, escuchan la radio o miran la televisión. Y no hablemos de lo caro que económicamente está saliendo.

Lo que comenzó como un modelo de transparencia, rendición de cuentas y cercanía ciudadana, hoy es un mecanismo de control de la agenda del presidente; incluso los sábados y los domingos cuando no hay mañanera se mantiene la imagen gubernamental en la pantalla.

López-Gatell ha hecho predicciones atinadas, a grado de reconocérsele nacional e internacionalmente. Su opinión ha sido de gran importancia para el manejo de crisis desde el gobierno, ya que permite una maniobra mayor, en tanto se toma una decisión.  

Dr. Hugo López-Gatell en conferencia de prensa.

Quitó brillo y reflector a figuras como la jefa de gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, el secretario de salud Jorge Alcocer, el director del IMSS Zoé Robledo, e incluso al mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, cosa que no ha sido de importancia para el gobierno federal; es preferible  presentar una figura con brillo, credibilidad y carisma, a debilitar la imagen institucional.

Hay que resaltar los puntos positivos del modelo de comunicación López-Gatell y es que hace que información compleja se comprenda con facilidad y credibilidad; se presenta como una persona carismática; y se apoya de presentaciones visuales para llegar directamente de las personas a través de imágenes.

A través de un equipo de comunicación, creó un mensaje simple y contundente con su conocido “quédate en casa”, que no fue suficiente y está siendo rebasado, ya que esta semana  se lanzará una campaña aún más fuerte dejando atrás la primera.

Se le ha aplaudido el manejo ante temas personales y en más de una ocasión ha dicho que no tocará temas políticos porque es experto en salud pública. López-Gatell asegura que no va a hacer política, sólo se dedicará a temas epidemiológicos. Claramente esta declaración quedó atrás.

Así, para no desgastar la imagen del subsecretario de salud, se optó por introducir otros personajes (como la Directora de investigación epidemiológica); y para fortalecerla se le dotó de un equipo  de comunicación y manejo de redes sociales, y con los días perfeccionaron la conferencia, respetando la “sana distancia”, por ejemplo.

Lo que Lopez-Gatell demuestra con cifras es el manejo de la situación en los Estados, dejando en mala posición a gobernadores, políticos y personajes de la oposición; explica la información con paciencia y cuantas veces sea necesaria; hace chistes cuando no conoce la respuesta o los datos;  acude a entrevistas  en otros medios de comunicación y con diversos periodistas e incluso a leer poesía.

La psicología nos indica que estas medidas sirven para tranquilizar a la gente, evitar o contrarrestar la ansiedad, y centrar la atención en cosas distintas a las que se piensan todo el día en casa. Es por ello que a López-Gatell se le ha convertido en una figura de calma; aquel que jamás nos dará malas noticias.

La comunicación política indica que para lograr un vínculo de comunicación efectivo gobierno—ciudadanía es necesario generar confianza y certidumbre en momentos de crisis.

Sin embargo, hay que advertir algo: en este momento, el modelo que le había funcionado al Dr.  Gatell está desgastado. Entró al juego del presidente y está manejando su  misma fórmula: atacar a los periodistas, evadir cuestionamientos en la conferencia, no dar la palabra, además, se muestra envidioso, preocupado e incluso autoritario.

Estamos presenciando la otra cara de la moneda. Ahora, cuando el subsecretario no tiene los datos, ya no responde con picardía o humor, se enoja, pone en evidencia a los reporteros y menciona que en los próximos días lo explicará. En las últimas conferencias lo hemos visto desesperarse ante las preguntas de los reporteros y negarles la palabra.

Defiende un modelo que no quedó claro al momento de su presentación. No habla de la verdad, evade cuestionamientos como el factor de corrección que él mismo presentó y esto lo lleva a contradecirse.

El fenómeno López-Gatell se está derrumbando y traerá consecuencias políticas graves, dejará ver lo que sucede en otras aristas como la repercusión económica y  laboral.

Si lo que quiere el gobierno de México es comunicar, necesita crear más perfiles como el del subsecretario de salud.

Por último, nos quedamos con la siguiente reflexión: el modelo de comunicación López-Gatell en un principio fue efectivo. En este momento ya no, el gobierno necesita generar un nuevo modelo de comunicación que convenza y no confunda. 


Acerca del autor: Danitza Morales estudió Derecho y Ciencias Políticas en la UNAM, cuenta estancias académicas en la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Chile y el Senado de la República.