COVID Y POBREZA

By Yessica Jiménez

Correo: yessica-jimenez@politicaladvisorsapc.com


Cómo bien sabemos, la pobreza es un mal que aqueja a la mayor parte de América Latina, pero comencemos por ubicarnos específicamente en nuestro país, México; esto nos permitirá ser más claros y así dimensionar las consecuencias del COVID en nuestra vida durante los próximos años.

Históricamente, México ha sido un país “en crisis” desde que tenemos memoria. Cada nuevo sexenio se tenía la esperanza de un país mejor, lleno de oportunidades, que al parecer, son igual de efímeras que las promesas de campaña.

Hoy, gracias al desgaste que todos esos malos funcionarios han causado a nuestro territorio y sus instituciones, podemos tocar la pobreza, podemos sentirla en su máxima expresión, pues mientras muchas personas se encuentran recluidas en casa, aburridas, cocinando, haciendo tests infinitos o subiendo selfies, muchos otros ven con pesar que sin importar su edad; la comida y el mañana no son seguros.

Pero esta crisis vino a tocar, no sólo a un país que dista mucho de ser primer mundo (por muchas razones que no son solamente económicas), pues en muchos lugares escasea el agua, la población no tiene fácil acceso al servicio médico, los hospitales son pocos, no hay suministros médicos suficientes, o, en realidad no comprenden ni siquiera el uso adecuado de un cubrebocas y cómo los protege.

Es evidente que no estábamos listos ni para atender los problemas de salud más básicos de la sociedad, como lo eran: la diabetes tipo II, la obesidad e hipertensión que padecen millones de habitantes en México, quienes desde hace años y gracias a los “saqueos” de las pasadas administraciones (afectando al IMSS principalmente), no pueden obtener los medicamentos necesarios para atender sus padecimientos, mucho menos iban a poder ser bien atendidos ante una pandemia.

Es aquí cuando nos topamos con pared, es el momento de ser realistas, pues difícilmente podríamos salir victoriosos de una situación como la que estamos viviendo actualmente, y lo sabíamos. Irremediablemente se convirtió en una bomba a punto de explotar.

Si bien es cierto que no podemos culpar al gobierno por la pandemia, si podemos comenzar por señalar los errores ajenos y propios, pues en este caos todos hemos puesto nuestro granito de arena.

Es tiempo de sentarnos y autoanalizar nuestros comportamientos, seamos responsables de nuestra salud y bienestar, comencemos con evitar el desperdicio de agua, la “rapiña” de insumos médicos (gel antibacterial, alcohol, cubrebocas, jabón, etc.), la reventa de estos a costos excesivos, procuremos una higiene adecuada y sigamos manteniéndonos al tanto de las instrucciones para mitigar esta contingencia (por medios oficiales por favor).

Desde el comienzo de esta crisis sabíamos que no iba a ser nada fácil en ningún sentido, empezando por la salud, pasando por la economía y terminando con nuestros estados de ánimo. Millones de mexicanos que aspiraban a una vida mejor, hoy tiemblan ante un futuro incierto, hoy todos vemos vulnerada nuestra seguridad y el mundo como hasta hace unos meses lo conocíamos, pero eso lejos de detenernos, nos debería dar la fuerza y el empuje suficiente para sobrevivir ante la situación y replantear los objetivos y prioridades que creíamos importantes, todos sabemos que algo debe cambiar y el momento es hoy.

¿Cuánto tiempo será suficiente para reponernos como país? La respuesta exacta, no la sabemos, pero aún tenemos esperanza, queremos poder hacer tantas cosas, creemos en un mañana, casi podemos sentirlo, y mientras esa sensación permanezca en nuestro interior, siempre podremos enfrentarnos a lo que nos depare el futuro.


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Acerca del autor: Yessica Jiménez es egresada de la licenciatura en Relaciones Internacionales por la UNAM.

2 comentarios

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  1. Esta es una crisis mundial , que obviamente nos pega más y que lógicamente; No estábamos preparados. Aunque nuestras autoridades nos mintieron desde el principio. Pero como bien dices, debemos cooperar con nuestro granito de arena para no salir tan raspados.

  2. FRANCISCO ALCANTARA agosto 16, 2020 — 12:05 am

    Buena reflexion

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