Correo: billy.jimenez@politicaladvisorsapc.com
Los teóricos promotores de la liberalización del comercio internacional se han sustentado en el argumento, muy general en la jerga económica, referente a que es el libre comercio el cual induce generar desarrollo económico de todas las naciones, incluidas aquellas economías en vías de desarrollo las cuales pudieran manifestar un colosal retraso en su sistema productivo. De esta manera, se afirma que el libre comercio es el camino por el cual todos los países compiten para obtener un posible beneficio, tales cuales: mejorar la distribución de bienes y recursos, mejorar el desempeño de las tasas de crecimiento de su producto interno bruto, diversificar productos (aminorar costos de producción), mejorar los niveles de consumo, preservar el poder adquisitivo de la moneda doméstica, preservar el bienestar económico y social, focalizar ganancias atractivas para el capital foráneo en línea con el margen de salarios reales a nivel global, mantener saludable el saldo de la balanza comercial en virtud de preservar el pleno empleo en aras de los flujos comerciales.[1]
La base pragmática de los beneficios del libre comercio se fundamenta en la teoría convencional del comercio internacional, sustentada en la ventaja comparativa, en la modalidad ricardiana y/o en las múltiples versiones de carácter neoclásico, modelo de Heckscher Ohlin Samuelson, enfoque de la paridad de poder de compra determínate de la tasa cambiaria nominal, además de considerar los aditamentos monetarios.
La teoría tradicional sustentada en la vertiente de Ricardo, Heckscher Ohlin Samuelson y demás vertientes neoclásicas, estima que el proceso de liberalización comercial puede inducirá no gestar los beneficios que en teoría deberían alcanzar los países en escala internacional, en un entorno de corto y de largo plazo. No obstante, los fundamentos de la teoría convencional del comercio internacional instituyen a negar que, a largo plazo, la liberalización comercial y de capital es perjudicial en mayor medida en economías de lento desarrollo y crecimiento económico. En otras palabras, lo que enuncia la teoría tradicional del comercio internacional es negar que los países en su mayoría en vías de desarrollo se vean afectados en su desempeño económico con repercusiones negativas y recurrentes hacia el largo plazo, en su mayoría son: fluctuaciones recurrentes es su tasa cambiaria real con tendencia a la subvaloración, rezago de diferentes ramas de producción domésticas( perdidas de numerosos empleos), persistentes déficits en balanza comercial y recurrentes crisis financieras- económicas (pérdida de poder adquisitivo y de bienestar).
La teoría neoclásica del comercio internacional manifiesta un marco prominente de resultados favorables en virtud de la liberalización comercial, divisada sobre:
- La tasación, la cual establece que, en razón de la liberalización del comercio, son los mecanismos del libre mercado los cuales inducen a que todas las naciones puedan orientar y especializar su sistema productivo y poder dinamizar su producto exportable. En este tenor, preservar el equilibrio en su balanza de comercio.
- La teoría de la ventaja comparativa establece que en razón de que los países puedan potenciar su comercio con el exterior y de forma puedan alcanzar los beneficios que el libre comercio ofrece, estos no requieren de tener un acervo tecnológico sólido y tampoco competir vía diferenciación de productos (menor margen precios/costos en diversos bienes). Ni mucho menos, que deban operar con supremacía sus procesos de formación de innovación y tecnología. De forma general, los modelos de ventaja comparativa establecen que los mecanismos monetaristas se constituirán de manera automática en función de los flujos que promueve el libre comercio en función de conseguir un estado estacionario del comercio, con una tasa de pleno empleo, de las economías implicadas, por lo que se elimina cualquier casualidad, de que alguna economía se ha expulsado del comercio a nivel global en un contexto de largo plazo, en líneas, que no sea competente para los flujos comerciales como vendedor a escala internacional.
- La exegesis que enuncia que una vez instaurado el libre comercio, los mecanismos monetarios operantes imposibilitan que las economías inclusive aquellas atrasadas o con recurrentes desventajas comparativas a nivel internacional, manifestaran recurrentes subvaloraciones en su relación cambiaria real. Por lo tanto, esta teoría neoclásica afirma que elimina cualquier posibilidad en la cual las economías enfrenten recurrentes fluctuaciones en su divisa real (apreciaciones-depreciaciones reales), las cuales posicionen y/o erosionen los bienes domésticos a nivel global y que con ello se pueda maniobrar la competitividad del comercio de un país.
Autores como Anwar Shaikh (1998, 1999 y 2003, 2010 y 2016) y Martínez (2010) han manifestado sus criticas entorno a los principales planteamientos que estableen los modelos de la ventaja comparativa y de esta manera en sus escritos han presentado una teoría que establece a las ventajas absolutas de costos en la malla teórica de los economistas clásicos (Marx, Ricardo, Harrow). En este sentido se da pie a una nueva alternativa heterodoxa- clásica para entender la competitividad y los movimientos cambiarios entre país en la actualidad.
En la teoría de la ventaja comparativa en su versión clásica se establece que las desigualdades en el desarrollo productivo de las economías se vinculan a ventajas comparativas (costos unitarios de producción a nivel inter-industrial) las cuales inducen a promover la volatilidad en el saldo comercial a nivel global en un entorno de liberalización comercial. Por lo que, son los factores estructurales vinculados al dinamismo de la competencia “versión heterodoxa” en el contexto global, restringirán a los desequilibrios comerciales. De esta manera todos aquellos países que mantenga un influjo persistente de capitales y que posean ventajas en torno a menores costos laborales unitarios (CLU) en un ambiente de mayor diversidad relativo a sus ramas de producción se posicionarán como reguladores permanentes e impondrán sus bienes a sus competidores comerciales mejorando con ello su saldo en balanza comercial.
La ventaja absoluta en su versión moderna establece que los mecanismos monetarios actuales en función en el entorno global no tienen similitudes con los propuestos por la ventaja comparativa, en razón a mantener el equilibrio comercial, en contraste tienden a promover movimientos de capital que inducen a desequilibrios de tipo comerciales vinculados principalmente a desventajas competitivas. En términos de Shaikh, la liberalización comercial en el entorno global no establece mecanismos que aminoren o equilibren los potenciales desajustes de costos y productivos entre diversas economías que comercializan.[2]
El dinámica de coyuntura de la tasa cambiaria real de una economía en relación a sus principales competidores comerciales, al visualizarse como un precio relativo medio, se encuentra en lo particular restringida a la competencia real, intra/inter sectorial y que se vincula a teoría de precios de la producción, capitalistas globales reguladores y domésticos, en este sentido ejerce presión sobre la senda de los precios.[3] Por otro lado, los flujos financieros mundiales intervienen en esa senda, pero no se promueven en estos.
Los posibles resultados que establece la teoría de la competencia moderna a la Shaikh es que la disputa competitiva, en línea con los aditamentos monetarios no erradican el desequilibrio en la balanza comercial, y de esta manera, la actividad cambiaria real a largo plazo, se mantendrá en secuencia de los movimientos de los precios relativos de producción del capitalista líder y regulador a escala internacional. Es entonces que hoy en día la operación de los costos unitarios reales o costos laborales unitarios inducen a enumerar posibles determinantes de la volatilidad del tipo de cambio real en largo plazo. Por lo tanto, en la versión heterodoxa, el equilibrio en la balanza comercial no es sinónimo de control de la relación cambiaria real. Así mismo, tampoco se vincula a procesos proteccionistas o de cualquier otro relativo a economías con lento crecimiento (arbitrariedades comerciales).
En virtud de la teoría clásica-heterodoxa se pueden explicar que en el contexto actual con, liberalización y regulación financiera y económica, en el caso de aquellas economías de lento desarrollo económico y financiero están a expensas de manifestar recurrentes desequilibrios comerciales, ciclos fluctuantes de su tipo de cambio real con tendencia hacia la apreciación y con ello el encarecimiento de sus bienes domésticos en la coyuntura, asimismo que experimente mayores nivel de deuda externa y crisis cambiarias y de balanza de pagos.
Desde la perspectiva del presente trabajo, se considera que la teoría heterodoxa moderna de las ventajas absolutas de costos, desarrollada por A. Shaikh y Martínez F., entre otros, permite una mejor compresión de las dinámicas reales del comercio internacional y de los tipos de cambio real, sobre todo para las realidades de los países capitalistas subdesarrollados en sus relaciones con países más avanzados económicamente.
Con tu apoyo podremos crear más y mejor contenido ¡Ayúdanos a seguir creciendo!
[1] Por ejemplo, Mike Moore, ex-director de la OMC, señala que “la forma más segura de hacer más para ayudar a los pobres es seguir abriendo mercados” (Rodrik, 2001:7). Uno de los autores cuyos numerosos trabajos defienden el papel positivo de la liberalización y el libre comercio para el desarrollo es Bhagwati (2007; 1998),
[2] Los influjos financieros y de capital que suelen aparecer de manera paralela al déficit comercial y que lo financian, pueden contribuir a acentuar la apreciación cambiaria nominal y, por lo tanto, profundizar la apreciación del tipo de cambio real.
[3] De manera simplificada, se puede afirmar que tanto Shaikh (1998, 1999, 2010 y 2016) se fundamenta en estricto sentido, en línea con Marx, que los precios de producción regulan los de mercado, mientras que el valor, las cantidades de tiempo de trabajo socialmente necesario controla a los precios relativos.
Bibliografía
Dornbusch, R. 1988. “Real exchange rates and macroeconomics: a selective survey”, NBER Working Paper No. 2775, Cambridge, MA.Japan”, Working Paper N° 250, Nueva York, The Jerome Levy Economic Institute of Bard College disponible en línea (http://www.levy.org/vauth.aspx?auth=246) [accesado el día 18 de enero de 2008].
Martinez-Hernandez, F.A. 2010. “An alternative theory of real exchange rate determination: theory and empirical evidence for the Mexican economy, 1970–2004”, Investigación Económica, LXIX(273): 55–84.Perspectives for the European debate, Londres, Routledge, págs. 78-101.
Ruiz-Nápoles, P. (2001), “Exchange rate and competitiveness”, en Puchet, M. y Punzo, L., Beyond NAFTA.
Shaikh, A. (2000), “Los tipos de cambio reales y los movimientos internacionales de capital” en Guerrero, D., (ed.), Macroeconomía y Crisis Mundial, Madrid, Editorial Trotta.
Shaikh, A. y R. Antonopoulos (1998), “Explaining long term exchange rate behavior in the United Stated and Japan” Macroeconomics 9809011, University Library of Munich, Germany.
Acerca del autor: Billy Jiménez es Maestrante en Economía Social por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa. Actualmente se encuentra elaborado la tesina «Determinación del tipo de cambio nominal en México, 1990-2017. Una perspectiva de activos.
Deja una respuesta