By Carlos Silva

Correo: csilvavi@politicaladvisorsapc.com


El outsourcing es y ha sido una figura legal polémica. El debate se re-vivió una vez más con las declaraciones del propio presidente López Obrador. En su habitual mañanera, él cuestionó el uso de la subcontratación como práctica para evadir impuestos y eludir obligaciones laborales con los trabajadores. Esta figura ha generado no solamente polémica, sino uno debate interesante sobre la calidad del trabajo en México.

Dicho lo anterior, vale la pena examinar la historia del outsourcing y el uso que se le ha dado a esta figura en los últimos 40 años.

Historia del outsourcing

El outsourcing, entendido como una estrategia de negocios que busca un agente externo para asumir funciones o tareas propias de entes públicos o privados, inició en México desde los años ochenta. Desde sus inicios, esta figura se usaba normalmente para contratar servicios de limpieza y vigilancia. Más tarde, esta figura se extendería a los servicios como mantenimiento, relaciones públicas, sistemas de información y procesamiento de datos.

A mediados de los ochentas, una nueva corriente emergió dentro del outsourcing: la flexibilidad. Dado los altos costos financieros, así como la rigidez del mercado, ocasionó que las empresas prestaran servicios externos hacia algunos procesos de producción. Ya para la década de los noventas, la corriente cambió hacia la re-ubicación de recursos y servicios, lo que permitió la maximización y especialización de negocios en áreas operativas y administrativas de negocio.

Bajo las normas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entrado en vigor en 1994, facilitó un nuevo esquema de subcontratación con las maquiladoras como principales beneficiarios. Desde el punto de vista de Carlos Gallegos, miembro de la Comisión Laboral de la Confederación patronal para la República Mexicana (COPARMEX), existe mucha confusión sobre el término y la manera de cómo las empresas se pueden apoyar en esta modalidad de contratación.

En 2012, Felipe Calderón planteó una reforma de ley para crear el régimen de subcontratación. En dicha ley, se plantean nueve modalidades de contratación, entre los cuales destacan los periodos de prueba (1 a 7 meses), los contratos de capacitación inicial (3 a 6 meses) y el trabajo temporal. En el artículo 15A, destaca que la subcontratación no puede abarcar la totalidad de las actividades, debe justificarse por su carácter especializado y no puede comprender tareas iguales o similares a las que realizan el resto de los trabajadores al servicio del contratante. Fue en la administración del presidente Peña Nieto donde se implementa la reforma laboral de Calderón.

La práctica no solamente se legalizó, sino que ha sido usada con una lógica empresarial para optimizar recursos.

El fenómeno económico del outsourcing

De acuerdo a la Ley Federal del Trabajo, el outsourcing es una práctica en la cual un trabajador ejecuta obras o presta servicios a un patrón denominado contratista. El trabajador, denominado contratante, es supervisado por el contratista en el desarrollo de los servicios u obras pactadas. Con datos de la propia Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), existen alrededor de seis mil empresas contratistas y más de cinco millones de contratantes.

Desde su legalización, la práctica de sub-contratación está en una constante expansión. En la práctica, la subcontratación se considera como una estrategia de reducción de costos. Los sectores que mayoritariamente ocupan este esquema son el sector servicios (40%), comercio (20%), la industria manufacturera (17%). Sin embargo, en los últimos años, ha tenido un marcado acento en actividades de desarrollo logístico e informático (35%), contratación y administración de personal (30%), labores básicas de mantenimiento (22%) y consultoría y capacitación (10%).

Empresas e industrias varias han optado por este esquema como medida para contratar personal especializado y mantener la flexibilidad de reducir o aumentar el personal ocupado. A su vez, este esquema ha permitido controlar los gastos de operación y disponer de personal altamente calificado y especializado.

Mientras que unos la catalogan como una temporal salida a la crisis de empleos, otros la presentan como el catalizador de la desigualdad en México.

El verdadero costo del outsourcing

Pese al aumento en la cobertura de empleos formales, que se estima pudo tener hasta 200 mil trabajadores anuales, existe también el otro lado de la moneda. De acuerdo a la Organización Mundial del Trabajo (OIT, en inglés), en su informe mundial para los años 2020-2021, México se ubica entre los tres últimos lugares en el nivel de salarios mínimos en América.

Existe una crítica legítima sobre la calidad de los empleos a través de esta práctica. Se ha observado que los trabajadores reciben sueldos poco competitivos con prestaciones mínimas de ley. De acuerdo a una encuesta elaborada por el sitio Indeed, el sueldo promedio mensual de un outsourcing ronda entre los $4,200 mensuales y los $20,000 brutos. Aun cuando la ley establece que los contratantes cuenten con un contrato por escrito, aguinaldo, vacaciones, prima vacacional y a tener acceso a la seguridad social, Infonavit y ahorro para el retiro, no siempre es así.

De acuerdo a Berenice Ramírez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, las firmas “no inscriben a sus trabajadores a la seguridad social, dejándolos sin derecho a salud, ahorro para vivienda, pensión o acceso a guarderías para sus hijos”. Todas las empresas de outsourcing están obligadas a registrar a sus trabajadores, con salarios y prestaciones, ante IMSS, Infonavit y SAT, pero existe la práctica de hacer un sub-registro y llegan a manejar doble nómina.

El futuro del outsourcing en México

Con todo y sus claroscuros, el outsourcing se ha mantenido como práctica vigente de generación de empleos. Si bien ha generado avances en la inclusión de personas con edad y posibilidades para trabajar, ha también mermado los ingresos y las condiciones de vida de los trabajadores.

México, en este sentido, debe replantarse la manera de generar empleos. Ofrecer un piso mínimo de bienestar donde las empresas sean productivas y los trabajadores sean remunerados de manera competitiva. En este sentido, debe verse como un ganar-ganar, donde ambas partes se vean mutuamente beneficiadas. Y todo ello comienza por su regulación.


Con tu apoyo podremos crear más y mejor contenido ¡Ayúdanos a seguir creciendo!



Referencias

Cortés (2013, abril). KPMG: mejoran perspectivas de alta dirección. Recuperado 30 de enero de 2020 de http://www.dineroenimagen.com/2013-04-04/18262

Gestiópolis. (2020, abril). Outsourcing y su impacto en la economía en México. Recuperado el 30 de enero de 2020. https://www.gestiopolis.com/outsourcing-impacto-la-economia-mexico/

González G., Susana. (2018, agosto) México es muy permisivo con la subcontratación, dice investigadora. Recuperado el 30 de enero de 2020 de  https://www.jornada.com.mx/2020/01/22/economia/019n4eco

Indeed. Salarios de Outsourcing en México. Recuperado el 30 de enero de 2020 de  https://mx.indeed.com/cmp/Outsourcing/salaries

Redacción Aristegui Noticias (2021, enero). Se estima que hay 5 millones de trabajadores contratados bajo “outsourcing” ilegal: STPS. Recuperado el 30 de enero de 2020 de https://aristeguinoticias.com/1501/mexico/se-estima-que-hay-5-millones-de-trabajadores-contratados-bajo-outsourcing-ilegal-stps/

Redacción más reformas, más trabajo. La historia del Outsourcing en México inició con Calderón en 2012. Recuperado 30 de enero de 2020 de https://www.masreformasmejortrabajo.mx/index.php/economia/tercerizacion-del-trabajo/item/4262-la-historia-del-outsourcing-en-mexico-inicio-con-calderon-en-2012

Sarabia Becerra, Susana. (2020, diciembre) El verdadero costo del Outsourcing. Recuperado el 30 de enero de 2020 de https://www.milenio.com/opinion/susana-sarabia-becerra/voces-que-inciden/el-verdadero-costo-del-outsourcing


Acerca del autor: Carlos Silva es maestro en Administración y Dirección de Empresas (MBA) por la EGADE Business School. Posee una licenciatura en Administración de empresas y un diplomado en innovación y gestión por Yale University. Docente en el ITESM y estratega de datos.