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El inicio del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, llegó con muchas promesas, una de ellas era la no tolerancia a los delitos; sin discriminación, pero a medida que transcurre el tiempo se ha podido evidenciar lo frágil de nuestras instituciones y lo rebasadas que están por los grupos delictivos.
Los meses pasados el Gobierno Mexicano se vio puesto bajo los reflectores de la esfera pública internacional, ya que Cienfuegos, Secretario de Defensa durante la presidencia de Enrique Peña Nieto y el militar de más alto rango fue detenido en Estados Unidos por diversos cargos, en lo cuales se señalan que tres cargos son por presuntos actos de narcotráfico entre diciembre de 2015 y febrero de 2017 y el cuarto por lavado de dinero «procedente» de actividades del narcotráfico a través de la transferencia de recursos entre Estados Unidos y México.
Según documentos judiciales, los fiscales estadounidenses se referían a Cienfuegos como «el Padrino» para reflejar su posición en la cúspide de una pirámide que incluía las fuerzas armadas, el gobierno mexicano y el cartel de drogas H2. Acusado de usar su alta posición para ofrecer una protección única al cartel, alertándoles sobre operaciones militares contra ellos y dirigiendo el ejército y sus recursos contra otros rivales.
La actuación de la justicia estadounidense dejó al descubierto nuevamente la fragilidad del Estado mexicano, que ha visto en los últimos años como algunos de sus ex altos cargos eran juzgados por crimen organizado fuera de sus fronteras.
Tanto en México como en Estados Unidos, el caso de Cienfuegos expuso que se está haciendo un uso político de la justicia. Mientras que el crimen organizado continúa reinventándose y prosperando, la credibilidad de nuestras instituciones de procuración de justicia pierde su poder y credibilidad, ya que las estrategias para lidiar con el narcotráfico continuarán siendo presa de otros intereses. Es indispensable hacer prevalecer la justicia por encima de la política.
El pasado 14 de enero se inaugura un nuevo trazo sobre la relación bilateral de ambos países con la liberación de «el Padrino», pero ¿Seguiremos permitiendo la impunidad? ¿Dejaremos de exigir a nuestras instituciones la claridad que requerimos?
Que Salvador Cienfuegos no se nos olvide, que no se nos olvide las secuelas de la guerra contra el narcotráfico, que no se nos olvide continuar luchando en la exigencia de justicia.
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Acerca del autor: Lesly Ruiz es Lic. En Política y Gestión Social por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.
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