By Eder Rodríguez

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El día de hoy se conmemoran 20 años de los atentados ocurridos en Estados Unidos, un hecho que sin lugar a duda cambió la dinámica de las relaciones internacionales. Ya muchos análisis se han hecho sobre las repercusiones que han tenido sobre la política internacional; sin embargo, para efectos de este artículo, hablaremos sobre la participación de los ejércitos privados, actores clave en el proceso de intervención de Estados Unidos, para efectos de nuestro análisis, nos limitaremos a dar ejemplos solo sobre la participación de estos en Irak, así como sus repercusiones negativas.

Para comenzar, hay que tener en cuenta que la intervención de Estados Unidos y de sus aliados se justificó en la lucha contra el terrorismo. La persona presuntamente implicada fue Saddam Hussein, líder de una organización terrorista llamada Al Qaeda. A dicha organización se le atribuyó el ataque a distintos objetivos en Estados Unidos, como el atentado a las torres gemelas en Nueva York, o el pentágono, además, la intervención en Irak se justificó en las acusaciones por parte de Estados Unidos y Reino Unido de poseer armas de destrucción masiva. Sin embargo, aquella acusación nunca se comprobó. [1]

En marzo de 2003 el entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush anunció el despliegue de tropas con la finalidad de derrocar al régimen de Saddam. Alrededor de 200 mil tropas, entre militares de la coalición y empresas militares privadas fueron desplegadas desde Kuwait a Irak. Para abril del mismo año cae el régimen de Saddam Husein, y para diciembre detienen al dictador.

Pese a parecer un conflicto que terminaría muy pronto, la situación se agravó, ocasionando desestabilidad y crisis. La solución de Estados Unidos fue enviar más tropas al lugar. Para abril de 2009, Reino Unido finaliza las operaciones de combate en Irak. Finalizando, para 2011, durante la administración de Barack Obama, las tropas estadounidenses fueron retiradas. Las cifras de las muertes varían, según el proyecto Iraq Body Count hay alrededor de 288 mil decesos entre civiles y militares.[2]

La privatización de la guerra

La privatización de la guerra y el auge de las empresas de seguridad privada empezaron posterior a la guerra fría, fruto de la desregularización del mercado.  Es a partir de la aprobación del acta legislativa B-298370 en 2002 que se adoptó un marco jurídico y legalización de las empresas militares en medio oriente. Según el politólogo y estratega de la New American Foundation las empresas privadas se entienden como: organizaciones empresariales que se especializan en el comercio de servicios profesionales estrechamente vinculados a la guerra. Estas organizaciones empresariales se ocupan de la provisión de capacidades militares como operaciones de combate, planeación estratégica, inteligencia, así como capacitaciones y entrenamientos a milicias y civiles. Las empresas militares privadas facilitaron el trabajo de desarticulación y eliminación de diferentes grupos terroristas.

El número de contratos entre Estados y Organizaciones de este tipo las mantienen principalmente dos países, Estados Unidos y Reino Unido. La profesionalización de estas corporaciones y un cambio de imagen (de mercenarios a empresas) facilitó la integración al mercado de la guerra, especialmente en Irak y Afganistán se logró integrarse a las nuevas dinámicas globales de la guerra.

El cambio semántico de mercenario a empresas militares permitió también un cambio de imagen, que a su vez esto repercutió en un cambio de paradigma, de pasar de guerras donde la seguridad era exclusiva de los Estados.

Aparición de empresas de seguridad privada y algunos ejemplos:

La aparición de este nuevo tipo de actor bélico y de seguridad es variada, dependiendo la zona geográfica de su fundación, por ejemplo, en Estados Unidos fue a partir de 1990. Empresas de este tipo como Northrop Grumman (en 1994), Blackwater Worldwide (en 1997), o Triple Canopy (en 2003), son algunos ejemplos que participaron en distintas misiones y labores en el conflicto de Irak, corporaciones fundadas en Estados Unidos, que hoy en día sirven a los intereses del país norteamericano.

Ahora, en el caso británico, empresas como Control Risk Group (fundada en 1975), Sandline international, la empresa británica más grande e importante de seguridad privada del Reino Unido en términos económicos, militares y de capital humano (fundada en 1990). Estas empresas que se mencionan con anterioridad enfocan sus estrategias principalmente en los conflictos de Afganistán e Irak. Estados Unidos y Reino Unido son los principales consumidores y exportadores de estos servicios, principalmente en zonas de conflicto de medio oriente.

Las actividades y presencia de las ESP en Irak, se debió al proceso bélico que se llevó a cabo; es decir, debido a las fases que desarrollaron en la zona, la primera, el derrocamiento de Saddam Hussein, y la segunda, la ocupación con la finalidad de consolidar un poder democrático que favorece los intereses occidentales. La primera fase fue exitosa, pues Hussein cayó, pero la segunda etapa se complicó, pues los iraquíes, si bien no querían a Saddam Hussein, tampoco querían un régimen impuesto por occidente, eso provocó movimientos guerrilleros y terroristas apoyados por Al Qaeda. Fue en este punto (durante la segunda fase) que tomaron protagonismo las empresas militares privadas, prestando servicios enfocados en la protección y defensa de los componentes militares y civiles de la coalición, así como servicios de logística y capacitación a milicias.

Efectos negativos de la participación de las fuerzas de seguridad privada

Ahora, veremos cuales han sido los efectos negativos.Conforme se fueron aumentando el número de efectivos, se complicó la tarea de los gobiernos británico y estadounidense sobre el control y regulación de estas organizaciones. Aumentaron las violaciones a los Derechos Humanos y el uso excesivo de la fuerza pese a las regulaciones. A pesar de que los gobiernos emitían informes sobre la situación, se omitieron muchas veces acciones violentas por parte de la ESP. Sin embargo, las fuentes periodísticas son las que denuncian violaciones por parte de estas empresas privadas, así como libros como “la guerra como negocio” del autor Rolf Uesseler recogen entrevistas realizadas a afectados de algunos actos violentos por parte de estas organizaciones mercenarias.

Algunas empresas son acusadas de comerciar ilegalmente las armas, tráfico de drogas, así como la matanza de civiles en la región, así como la contratación de niños de África para participar en Irak.

El negocio millonario de los ejércitos privados tuvo su acelerada evolución en los conflictos de Irak y Afganistán, es principalmente en zonas de crisis donde podemos encontrar a este tipo de organizaciones, contratadas por países bélicos. Lo curioso de todo es que están presentes donde no existe un Estado de derecho, donde existe crisis, a ellos les conviene que siga existiendo. Pero Naciones Unidas debe ponerles un alto, deben ser enjuiciados, y no actuar sin ningún marco jurídico.


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[1] «Bush admite que su mayor error fue creer que había armas de destrucción masiva en Irak». EL PAÍS, 1 de diciembre de 2008. https://elpais.com/internacional/2008/12/02/actualidad/1228172406_850215.html.

[2] «Iraq Body Count». Iraq Body Count. Consultado el 15 de agosto de 2021. https://www.iraqbodycount.org/.


Referencias

  • Stanganelli, Isabel Cecilia. La Guerra de Irak : Estados Unidos y los medios de comunicación . – 1a ed. – La Plata :  Universidad Nacional de La Plata, 2009.
  • MESA DELMONTE, LUIS LA GUERRA EN IRAQ Y EL IMPACTO DEL INCREMENTO DE TROPAS. Estudios de Asia y África [en línea]. 2008, XLIII(3), 649-683[fecha de Consulta 4 de Agosto de 2021]. ISSN: 0185-0164. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=58620923007

Acerca del autor: Eder Rodríguez es estudiante de Relaciones Internacionales.