By Lesly Ruiz

Correo: leslyruiz13@politicaladvisorsapc.com


La industria del petróleo es una de las más grandes e importantes en el mundo (Monaldi, 2010), por el volumen económico que involucra y por la dependencia que otras industrias tienen de ella, pues es el insumo central de numerosas empresas globales.  El papel que desempeña la política en el mercado o en la industria petrolera constituye un tema sumamente polémico. Existen diversos puntos de vista que consideran que el petróleo es una mercancía que tiene grandes implicaciones políticas mientras que otros que ven al petróleo como una mercancía que como cualquier otra está sujeta a las fuerzas económicas del mercado. La dificultad real radica en poder abarcar el panorama y en diferenciar los aspectos políticos de los económicos. 

     El petróleo es un arma estratégica, debido a que es sumamente versátil, los productos que se derivan de él; no sólo combustible sino químicos y similares que están insertos en todas las áreas de la vida moderna. El petróleo fue y es estratégico no sólo en el sentido elemental de que es necesario para la movilidad, sino que en su sentido más amplio es en cuanto a que las sociedades industrializadas se paralizarían por completo en caso de que se vieran privadas de él.

     En otro sentido hablar de las implicaciones políticas está relacionado con el sentido de propiedad, la idea que prevalece en casi todos los países del mundo es que los recursos naturales pertenecen a la nación, que es entendido también como todo aquello que se encuentre en las profundidades del subsuelo en los terrenos poseídos por particulares. Cuando los derechos de propiedad de los recursos naturales pertenecen a la nación surge el problema de las relaciones entre gobierno y la entidad que habrá que explorar el recurso natural. El recurso puede provenir de compañías privadas, nacionales o extranjeras lo que lleva a condicionar relaciones económicas y en muchos casos con ciertas connotaciones políticas.

      La toma de decisiones en la industria petrolera determina la dirección y el curso de miles de millones de dólares cada año. La complejidad de una decisión puede variar desde una simple pregunta (Perforar o no), hasta niveles que necesitan de gran detalle. Algunas de las decisiones más extraordinarias determinan la oferta máxima por concesión, el mejor proceso de desarrollo para un bien, la prioridad de perforación en el marco de opciones de exploración de una compañía, el momento de incrementar la capacidad operativa de una instalación, o la decisión de firmar contratos a corto o largo plazo. 

     Si bien los problemas más simples se pueden analizar con sólo algunos cálculos, tomar decisiones más complicadas puede tomar a los gobiernos o compañías meses o años de preparación, se necesita recopilar información, analizarla y modelar el riesgo y la incertidumbre; esto incluye muchas veces la situación política de los países destinos de inversión. 

     Dependiendo del tipo de decisión que se adopte, se puede solicitar a especialistas de diversas  disciplinas de campos petrolíferos para el análisis de la toma de decisiones, entre los que se tiene que predecir sus precios, calidad y confiabilidad, costo y riesgo, complejidad, propiedades y comportamientos y quizás no tan obvio para los profesionales de los campos petrolíferos pero de suma importancia de estimar son las eventualidades tales como la estabilidad y la legislación gubernamental, las fusiones de empresas, los casos judiciales, y de los aspectos de salud, seguridad y ambiente. Para las grandes organizaciones, como la industria petrolera, aún son las personas, no los procesos, quienes toman decisiones complejas y de alto costo.

      El petróleo es una mercancía política en el sentido de que en una forma sutil las consideraciones no económicas se han convertido en un ingrediente importante de la determinación del nivel de precios del petróleo.

  A pesar de que México ofrece un contexto de inversión favorable en términos de libre mercado, uno de los retos más grandes del país es el alto nivel de inseguridad y la enorme presencia del crimen organizado. La criminalidad ha causado pérdidas significativas para el sector extractivo mexicano y ha aumentado los costos de operación para la industria petrolera en la última década.

     México es uno de los mercados más atractivos a nivel internacional en el sector. Este factor tendrá que capitalizarse y traducirse en el nacimiento de políticas petroleras que favorezcan su intervención en el mercado exterior. Sin duda es momento de dejar de atarnos a una política proteccionista que lejos del sentido nacionalista, sólo nos deja fuera de una competencia en la que ya entramos y no hay vuelta atrás. No representa una utopía, simplemente es la actuación ante una necesidad imperante.


Acerca del autor: Lesly Ruiz es Lic. En Política y Gestión Social por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.