By Billy Josué Jiménez Díaz

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La relevancia del estudio de la determinación del tipo de cambio radica en el impacto que su cotización tiene sobre el crecimiento económico, el poder adquisitivo y el bienestar. La tasa de cambio tiene varias implicaciones sobre la dinámica de la esfera productiva, ya que, por un lado, causa distorsiones en los costos de producción a través de la modificación de los precios globales; y por otro, influye en el sector financiero, impulsando y retrayendo flujos de inversiones de capitales que se basan en los movimientos cambiarios.

En las últimas tres décadas, con la adopción del régimen cambiario flexible, la tasa cambiaria nominal ha experimentado importantes fluctuaciones que han dado lugar, de forma directa e indirectamente, a impactos sobre variables de tipo monetarias, reales y financieras en múltiples economías emergentes, como es el caso de México. Algunas de estas variables son el producto interno bruto, la tasa de interés, la tasa de inflación, la oferta monetaria y los bonos de deuda pública. Estas variaciones establecen la necesidad de desarrollar una vertiente explicativa de aquellos elementos que podrían estar influyendo en su comportamiento.

La dirección que toma la relación cambiaria nominal en términos prácticos tiende a ser reescrita en relación con una serie de reformas al sistema económico, exponiendo a la misma como un componente significativo que influye en el ir y devenir de las operaciones de política monetaria (mecanismo de anclaje), y en el co-movimiento que ejerce sobre la actividad de la economía, primordialmente en economías pequeñas y abiertas a flujos de capitales y de comercio.

Es en la década de los setenta cuando se formularon el modelo monetario y la vertiente de equilibrio de cartera, es a través de ellos, que ahora es posible comprender las variantes que influyen en el comportamiento de la balanza de pagos, en relación con la paridad cambiaria pesos por dólar. Concretamente, con base en los enfoques anteriores se denotan la estructura de los efectos que se promueven sobre la cuenta financiera y de capital en relación con el proceso de desregulación y liberalización de los flujos de activos/capitales. Esto tiene lugar en un entorno de flexibilización cambiaria y como resultado de la búsqueda de mayores beneficios, asociados a la movilidad y a una constante necesidad por parte de las autoridades monetarias de los países involucrados por promover políticas contractivas y acomodaticias, propulsoras y a tractoras de capital, mitigando los efectos nocivos que puedan existir para el capital foráneo. En este sentido, las fluctuaciones de la cotización peso-dólar están ajustándose en torno a un nuevo paradigma macroeconómico, con un modelo de crecimiento y desarrollo de mayor operatividad y que presenta objetivos variados, orientados por el NCM[1] (Landa, 2019).

En términos generales los impactos y efectos que ejercen variables monetarias, reales y financieras (extensión del modelo monetarista a partir de la vertiente de equilibrio de portafolio) sobre el valor de la moneda nacional son los siguientes:

  1. Se destaca un importante costo social asociado a preservar el acervo óptimo de reservas internacionales como resultado de mantener estable el tipo de cambio, lo cual implica destinar un menor gasto público hacia programas de combate a la pobreza (Rodrik, 2006).
  2. La política monetaria de objetivo inflacionario es relevante porque permite erradicar cualquier incertidumbre en torno a los precios domésticos (preservar el poder adquisitivo de la moneda doméstica a nivel internacional), de esta forma se mantiene una eficaz retribución de los recursos productivos y un pleno desarrollo financiero, generando mediante ello un ambiente propicio para la inversión y la productividad en el mercado nacional (Ros, 2015).
  3. El aumento de las variaciones cambiaria nominal peso por dólar inducen a tasas más volátiles de las ganancias netas que perciben los productores nacionales, lo cual dificulta la reinversión de muchas empresas en el mercado nacional; lo anterior promueve a una involución de la productividad y a una tasa de crecimiento económica comprimida (Braun and Larrain 2005, Aghion et al. 2009).
  4. La tasa de interés nominal de referencia tiene como principal implicación promover al sector financiero a costa de incidir de forma negativa en el sector real. Por lo anterior, resalto la incapacidad de la intermediación financiera para catalizar la acumulación de capital hacia el sistema productivo

Por lo anterior se verifica: primero, las variaciones de la tasa cambiaria nominal están supeditadas en el largo plazo por la dinámica de los activos financieros y la riqueza financiera, además de los movimientos de la tasa de interés, el producto y la inflación (Gross, 1984; Frankel, 1984); segundo, aquellas economías con una mayor profundización del sistema financiero tienden a experimentar una menor volatilidad de la relación cambiaria nominal, y, con ello, se disminuyen también las fricciones asociadas (efecto de desbordamiento cambiario) (Fatum, 2015; Tarihi, 2018, Landa, 2020).


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[1] El Nuevo Consenso Macroeconómico (NCM) establece los siguientes supuestos monetarios (Banxico, 1997; Perrotini, 2007; Garriga, 2010): a) anuncia metas inflacionarias oficiales a mediano plazo (política monetaria de objetivo único inflacionario; b) único instrumento de gestión de la política monetaria es la tasa de interés (ancla nominal), cuyo efecto controla los precios y preserva un equilibrio entre la demanda y oferta agregadas; c) se acepta y preserva la hipótesis de endogeneidad del dinero; d) El Banco Central desarrolla sus funciones de forma autónoma; e) Las implicaciones de la política monetaria en cualquier otro fenómeno que no sea estabilidad de precios carecen de significancia.


Bibliografía

Aghion, P., P. Bacchett, R. Ranciere, and K. Rogoff. (2009). exchange rate volatility and productivity growth: The role of financial development. Journal of Monetary Economics, 56(4), 494–513.

Braun, M., & B. Larrain (2005), ‘Finance and the business cycle: International inter-industry evidence. Journal of Finance, 60(3), 1097–128.

Fatmu, R. (2015). Foreign exchange intervention when interest rates are zero: ¿Does the portfolio balance cannel matter after all? Journal of international money and finance, 57(2015), 185–199 http://dx.doi.org/10.1016/j.jimonfin.2015.07.015

Frankel, J. A. (1984). Tests of monetary and portfolio balance models of exchange rate determination. Exchange Rate theory and practice (pp. 239–260), University of Chicago Press.

Gross, D. (1984). On the volatility of exchange rates: Tests Monetary and Portfolio Balance Models of Exchange Rate Determinations, Weltwirtschaftliches, 125 (2), 273-295.

Landa, H. O. (2019). Restricción financiera y crecimiento económico. Investigación Economica, 8(309), 27-57.

Perrotini, I. (2007.) El nuevo paradigma monetario. EconomiaUNAM, 4(11), 64-82

Rodrik, D (2010). The social cost of foreign exchange reserves”, NBER Working Paper, N° 11952, Cambridge, Massachusetts, Oficina Nacional de Investigaciones Económicas

Ros, J. (2010). Lusting, N (coord.), Crecimiento económico y equidad. México-D. F: El Colegio de México, 2010, 324 p.                                (Los grandes problemas de México; Vol. 9)

Ros, J. (2015). ¿Cómo salir de la trampa del lento crecimiento y alta desigualdad? El Colegio de México- UNAM, 2015, 202 pp.

Tarihi, K. (2018) Portfolio Balance Approach to Exchange Rate, EGE Academic review, 18(3), 423-434. http://dx.doi.org/10.21121/eab.201833949


Acerca del autor: Billy Josué Jiménez Díaz es maestrante del posgrado de estudios sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa (UAM-I), línea economía social; actualmente desarrollando la tesis “Determinación del tipo de cambio nominal en México, 1990-2017. Una perspectiva de activos”