By Luis Díaz

Correo: luisdiaztr@politicaladvisorsapc.com


En la esfera político-económica las declaraciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador generaron polémica al proponer que se midiera el “bienestar y felicidad del pueblo” en lugar del PIB argumentado que se buscaban otras formas en Europa para medir el desarrollo[1].

A razón de las palabras del presidente. En este articulo se pretende analizar el concepto de felicidad, no sin antes aclarar que no me enfocaré a temas económicos o a la construcción de indicadores para medir “la felicidad y el bienestar”

La atención se prestará en el desarrollo del concepto de felicidad en la tradición filosófica aunado a su uso político.

Los griegos un punto de partida.

La felicidad en la antigüedad clásica se entendía como la consecuencia de una búsqueda ética o moral del individuo. La persona recurre a la introspección para lograr el conocimiento de si mismo, por ende del cosmos para ser virtuoso. A Platón le hace sentido ya que la idea de felicidad está en función a la idea del bien. El bien se contempla y se realiza por medio de la virtud que a la vez se le contempla porque se mira el bien.

La palabra arete en griego significa virtud. En cierta época de la historia era una forma simbólica de decir que la mujer que los portaba era buena, lo mismo que la palabra aristocracia que en griego significaba el gobierno de los mejores.

El bien para Platón era inalcanzable; lo que no excluye que se persiga. La naturaleza del bien vive en el mundo de las ideas por ello se necesita la contemplación o la catarsis, esto se aplica a la felicidad ya que son correspondientes. En Jámblico[2],  un neoplatónico que convivió con los cristianos, la virtud y el bien eran un tema de misterios esotéricos. El paganismo neoplatónico de los tiempos de Jámblico requería ser virtuoso para lograr la teúrgia (la forma de contactar a la deidad) sin la virtud la divinidad no vendría.

En Aristóteles alumno y retador de Platón la felicidad no cambia de significado pero si de voluntad. La virtud es el camino para la felicidad, fin último de los hombres.[3]

El discípulo de Platón para definir la felicidad usó la palabra eudaimonia[4]  (eudaimonia) que significa buen espíritu y no makar[5] (makar) cuyo termino es bendición.El uso de tal termino en omisión al otro, se parte de una guía para alcanzar la felicidad que tiene el mismo fin que la política, la mejoría de la vida humana. Se puede observar tanto en la Ética a Nicomaco como en la Política que el componente comunitario es necesario para lograr los fines del hombre.
Incluso en su tratado de la Política menciona el filosofo que “el hombre solo es bestia o es dios”

Estas dos visiones de la felicidad; la platónica y la aristotélica pueden decirnos mucho de las circunstancias políticas que vivimos.

En primer lugar que la felicidad es un camino a conseguir, en palabras mas actuales del filósofo y matemático británico Bertrand Russell, se conquista. No es un regalo inherente a las persona ni es propio de los Estados otorgar la felicidad.
La declaratoria de Independencia de los Estados Unidos reconoce que la búsqueda de la felicidad es dada por el creador a los hombres no por el Estado. Citó a continuación:

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados[6]

En lo anterior se aclara el valor ético y moral de la felicidad.

Una vez explicado el concepto para las dos mas importantes escuelas de la filosofía griega que dominaron e influyen la concepción filosófica hasta hoy. Se abordará la felicidad en otros autores mas cercanos a las ideas de nuestro tiempo.