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La versión del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) llamada COVID‑19 es una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto este nuevo virus como la enfermedad que provoca eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019, pero no sin precedentes. Actualmente la COVID‑19 es una pandemia que afecta a muchos países de todo el mundo, veamos a lo que se refiere.
De acuerdo con los odontólogos Miguel Hirschhaut y Juan M Koury, a finales del 2019, particularmente en el mes de diciembre, el poblado de Wuhan, China se convirtió en el epicentro de un brote de neumonía de etiología (causalidad) desconocida que no cedía ante tratamientos actualmente utilizados. En pocos días, los contagios aumentaron exponencialmente, no solo en China Continental sino también en diferentes países. El agente provocador fue identificado, un nuevo coronavirus (2019-nCoV) posteriormente clasificado como SARS-CoV2 causante de la enfermedad COVID-19. El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de Salud (OMS) declaró a esta enfermedad como una pandemia.
Hasta el momento se conocían un total de 36 coronavirus. Los virus de la familia coronaviridae, conocidos como coronavirus, son virus de tipo Ácido Ribonucleico (ARN) positivo de cadena simple, envueltos en capside (cápsida vírica) que pueden afectar un amplio rango de animales e incluso a humanos. Fueron descritos por primera vez por Tyrell y Byone en 1966, por lo tanto, no son recientes, ya llevan 54 años de investigación cuando menos. Se basan en una morfología de viriones esféricos con una coraza y proyecciones desde su superficie asemejándose a una corona, fueron llamados coronavirus1-10.
A su vez, los coronavirus son clasificados en cuatro subfamilias, alfa, beta, gamma y deltacoronavirus, siendo los alfa y beta originados aparentemente de mamíferos, específicamente de murciélagos, y los gamma y delta de cerdos y aves. Los betacoronavirus pueden causar enfermedades severas y hasta la muerte.
Los coronavirus causan infecciones respiratorias e intestinales en animales y humanos, pero no se habían considerado altamente patógenos para los humanos hasta la aparición de la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en el 2002 y 2003 en la provincia de Guangdong en China. Hasta ese momento, las infecciones causadas por coronavirus en humanos sólo generaban infecciones leves en pacientes inmunocompetentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó en la identificación de casos, la necesidad del aislamiento (cuarentena) y seguimiento de pacientes que hubiesen estado en contacto con pacientes contagiados. La epidemia de SARS pudo ser controlada en poco tiempo y con pocas víctimas mortales. No se han reportado más casos de SARS desde el 2004. En total, hubo un aproximado de 8,096 casos comprobados en 29 países, dejando un saldo de 774 personas fallecidas.
Diez años después, en 2012, emergió otro coronavirus altamente patógeno en países del medio este, identificado por primera vez en Arabia Saudita, el Coronavirus causante del Síndrome Respiratorio del Medio Este (MERS-CoV). Ambos, el SARS-CoV y MERS-CoV, fueron transmitidos de animales a humanos, desde una civeta y un camello dromedario respectivamente, pero se piensa que ambos virus fueron originados en murciélagos.
A pesar de todas las investigaciones y antecedentes y no obstante los avances científicos y tecnológicos, esta pandemia ha demostrado que no puede ser controlada, salvo algunas excepciones como Nueva Zelanda, que sin vacuna tomó medidas estrictas de salud sin interrumpir la vida pública y la productividad nacional. La cifra de casos y de muertos ha variado según el país y el caso de México ha sido muy complicado en ese sentido.
Encontrar una vacuna ha sido todo un tema, porque no hay acuerdo sobre qué laboratorio la hará, si será uno o varios, cómo se va a desarrollar, cuántas pruebas deben hacerse, cuánto debe invertirse en ella, cuándo podría empezar a aplicarse masivamente, si estará subsidiada o no, cómo debe transportarse, cuáles son los efectos secundarios, etc.
Una vacuna ante una pandemia con historia, hace cuestionar las acciones internacionales. En 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que son 17, el tercero de ellos tiene que ver con garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades. El punto 3.3. plantea: De aquí a 2030, poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles.
El punto 3.b habla de apoyar las actividades de investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos contra las enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan primordialmente a los países en desarrollo y facilitar el acceso a medicamentos y vacunas esenciales asequibles de conformidad con la Declaración relativa al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio y la Salud Pública, en la que se afirma el derecho de los países en desarrollo a utilizar al máximo las disposiciones del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio respecto a la flexibilidad para proteger la salud pública y, en particular, proporcionar acceso a los medicamentos para todos.
Estos puntos no se han visto del todo atendidos a cabalidad, en parte porque dependen de las decisiones de cada país, aunque convendría establecer criterios genéricos internacionales al respecto, porque se presentan situaciones heterogéneas, cuando el asunto debe ser homogeneizado. En el caso mexicano, las acciones han sido preocupantes, 60 mil muertes era el escenario catastrófico y la cifra actual supera 100 mil decesos, lo cual muestra una situación alarmante al respecto.
Es necesario entender lo que es una pandemia y cómo enfrentarla. En marzo de 1918, durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se registró el primer caso de gripe española, paradójicamente, en un hospital de Estados Unidos. Fue bautizada así porque España se mantuvo neutral en la Gran Guerra y la información sobre la pandemia circulaba con libertad, a diferencia de los demás países implicados en la contienda que trataban de ocultar los datos.
Esta virulenta cepa del virus de la gripe se extendió por todo el mundo al mismo tiempo que las tropas se repartían por los frentes europeos. Los sistemas de salud se vieron desbordados y las funerarias no daban abasto. Estudios recientes han revelado datos más precisos. Se estima que la tasa global de mortalidad fue de entre el 10 y el 20 por ciento de los infectados, llegando a morir, en todo el mundo, entre 20 o 50 millones de personas. Hay quien incluso se atreve a decir que pudieron ser 100 millones.
La pandemia de COVID es todo un tema, porque resulta extraño que no se pueda resolver y que el confinamiento cumple casi 9 meses, una cifra histórica, tal vez no insólita, pero los Juegos Olímpicos de Tokio, la Eurocopa de Soccer y otros eventos deportivos fueron reprogramados para 2021, sin vacuna disponible y con fuertes caídas en el Producto Interno Bruto (PIB) a nivel mundial.
No es entendible que después de siete pandemias previas a lo largo de la historia, esta que es la octava, sea una de las más agresivas en una época que hace difícil de comprender el efecto que ha tenido en términos de muertes, muchas de ellas por comorbilidad, pero aún así, muertes muy importantes, contracción económica, vacuna en suspenso y el mundo detenido.
Conviene entender lo que es esta pandemia, cómo enfrentarla inteligentemente, que gobiernos, empresas, individuos y organizaciones sociales trabajen de manera coordinada y se tomen el asunto con toda seriedad, porque no se debería estar en estas condiciones con antecedentes, tecnología, avances científicos y capacidades de desarrollo que nunca antes se habían tenido, ya que la esperanza de vida al nacer ha aumentado significativamente.
La pandemia está en un momento clave, marcar la diferencia como algo superable o mantener el asunto como algo irresuelto, de todas maneras es un parteaguas en la historia contemporánea, porque no se había visto algo así en un siglo, claro que hace cien años todo era más rudimentario, ahora todo es más sofisticado y aun no hay solución, se espera que la haya pronto, para no seguir en las condiciones actuales.
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Acerca del autor: Omar Barragán Fernández es profesor-investigador de tiempo completo en la Universidad Politécnica Metropolitana de Hidalgo.
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