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Hace poco más de dos semanas que se inició el nuevo ciclo escolar en nuestro país, dentro de una nueva normalidad educativa en la que subyacen una vasta cantidad de problemáticas de toda índole, económicas, sociales, culturales y evidentemente pedagógicas.
La Secretaría de Educación Pública decidió que los alumnos no podían regresar a las aulas por el riesgo epidemiológico que esto representa, una decisión, desde mi humilde punto de vista, poco más que plausible. Sin embargo, y como suele suceder con la mayoría de las políticas sociales en nuestro país, la decisión de que el regreso a clases fuera mediante clases virtuales, está llena de problemas, tanto para maestros y alumnos como para padres de familia, y hace cuestionar bastante si esta medida realmente solucionará el problema educativo durante la pandemia o si solo es un paliativo.
El problema, como señalo al inicio, tiene muchas aristas, cada una de ellas debiera abordarse de forma individual y brindarles solución oportuna; porque a falta de una política educativa verdadera, que atienda de forma integral el problema de la educación durante la pandemia, las autoridades educativas se limitaron a “diseñar” un “sistema” de “educación a distancia” cimentado principalmente en programas de televisión, al fin al pueblo les gusta la tele, han de haber pensado nuestras autoridades de la SEP.
Por otro lado los profesores, con la mejor de las voluntades y con todas las consabidas carencias acumuladas por años, gracias al propio sistema educativo nacional, han tratado de cubrir las insuficiencias, del improvisado sistema en línea, mediante su propios conocimientos, experiencia e iniciativa, así, han implementado clases vía zoom, meet, reciben y envían actividades y tareas a través de plataformas antes desconocidas por el grueso de la población, tales como classroom, Schoology, o los más avanzados hasta en Moodle.
Hasta aquí todo suena muy prometedor y modernizante, sin embargo la realidad es un poco menos romántica; según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares de 2019, 20.1 millones de hogares (56.4% del total nacional) disponen de conexión a Internet (Geografía) y el 92.5% tienen televisores en casa (Geografía I. N., 2020), si las clases se están dando a través de los canales de televisión, significa que en realidad no toda la población tendrá acceso a ellas, además del problema de que en muchas partes, por razones geográficas la señal de televisión no es lo suficientemente fuerte como para poder sintonizar muchos canales, a no ser de tener televisión de paga, situación que se agrava en esta época de lluvias.
En el caso de las plataformas y vías de comunicación, que buscan abrir los profesores con los alumnos, abundan los problemas: no existe una coordinación entre profesores (ni siquiera de la misma escuela) y cada uno de ellos, ya sea por materia y/o por grado tiene sus propias preferencias en este sentido, es decir que muchos casos un mismo niño tiene que enviar unas tareas por e-mail, otras por whatsapp, o classroom; hacer videoconferencia por zoom, pero también por meet y esto obviamente se multiplica en las casas con más de un niño, y si alguno de ellos está en primaria y otro en secundaría es peor.
Las madres de familia tienen que hacer malabares con sus teléfonos (quienes cuentan con uno lo suficientemente moderno para ello), las aplicaciones, computadoras, haciendo cientos de impresiones (porque algunos profesores no logran entender la educación sin ellas), todo por intentar cumplir con los requerimientos de los educadores. Hemos podido ver como algunos, si no es que muchos, profesores sacan fotos a libros de actividades y las envían a los alumnos para que los resuelvan, como para que hagan algo; algunos otros exigen entrar a videoconferencias sin fondo, sin sentido, en las que se limitan a charlar con los alumnos, otros más envían cuestionarios con preguntas como: ¿ahora con la pandemia qué extrañas de la escuela?, ¿Qué situación te pone triste de la pandemia?…
Obviamente no pretendo denostar los esfuerzos de los profesores, quienes son los que están en el frente de batalla de una guerra contra la ignorancia y que además la libran sin muchas armas, sin generales bien entrenados que les indiquen la estrategia correcta a seguir y que los lleven a emprender acciones coordinadas, al contrario, sin ellos y sin su esfuerzo, no tendríamos siquiera esperanza, porque es justo señalar que así como hay profesores que no quieren esforzarse, también hemos podido ver otros que verdaderamente están siendo más que creativos y que están buscando la forma de superar todos los obstáculos y educar a como dé lugar.
El asunto económico no es menos importante, los padres de familia están teniendo que comprar celulares, tabletas y computadoras y/o pagar internet o megas para que sus hijos puedan cumplir con las tareas; esto mientras pasa el tiempo va siendo mucho más costoso de lo que la mayoría de las familias mexicanas puede pagar, porque además de la propia pandemia no debemos olvidar la crisis económica global por la que estamos atravesando.
En suma, y regresando a nuestro punto central, la modernidad y la irremediable necesidad por la muchas veces despreciada en México, educación en línea, no solo nos han alcanzado, sino que además nos están dando en la cara.
La educación tiene como finalidad promover la adquisición de conocimientos y habilidades y para ello se apoya de técnicas de enseñanza para que los alumnos finalmente aprendan, es de decir que la enseñanza y el aprendizaje están ciertamente de la mano, más aún en un sistema educativo tradicional como el de nuestro país; sin embargo esta dupla nos ha llevado, a los mexicanos, a ser más consumidores de conocimiento que generadores de él. Estamos acostumbramos a que el profesor nos brinda el conocimiento prácticamente digerido y listo para ser recitado y en el mejor de los casos aplicado; nos hemos olvidado de que el conocimiento está disponible, más aún en nuestra era de modernidad tecnológica, y que para aprender solo es necesario tener la iniciativa y actitud. Un árbol nos puede brindar mucha información, está allí siempre disponible y listo para ser estudiado, investigado; no se diga la Internet, que nos ofrece una vasta cantidad de bibliotecas, museos virtuales, escuelas en línea, además todo gratuito.
Sin embargo estamos acostumbrados y acostumbrando a las nuevas generaciones a no investigar, a obtenerlo todo de manera sencilla, digerida y esta es una de las grandes razones por las cuales pueden fallar todos los intentos de educación a distancia, simple y sencillamente porque no tenemos y no generamos en nuestros hijos actitud de aprendizaje, los estamos acostumbrando a que investigar es “entrar” a google y teclear lo que se necesita saber, incluso las cosas más sencillas y absurdas, y que el resto de internet es para Facebook y hacer tonterías en Tik Tok, porque “lo de hoy es obtener la mayor cantidad de likes y seguidores”.
Efectivamente nuestro sistema educativo está lleno de carencias y malas prácticas, muchos profesores adolecen de actitud profesional, pero otros muchos están haciendo todo lo que está en sus manos para intentar educar en esta nueva realidad tan anormal como el mismo COVID-19, tenemos de dos: quejarnos eternamente y seguir culpando al sistema o cambiar la actitud de enséñame a la de voy a aprender.
Hace muchos años, mientras estudiaba la secundaria, una maestra de historia, materia en la que yo iba muy mal, me preguntó porque no podía con la materia, le contesté que no me gustaba, me dio entonces el mejor consejo, me dijo que fingiera que la materia me encantaba y que hiciera todo el trabajo con gusto y quizás hasta podría llegar a gustarme ¡y funcionó!, después fue mi materia favorita, sin duda todo está en el cambio de actitud.
Considero que las circunstancias de estos tiempos, vistas de un modo positivo, nos ofrecen la oportunidad de explorar estas posibilidades de aprendizaje, de implementar el uso de herramientas tecnológicas antes desconocidas, nos obligan a actualizarnos y finalmente a allegarnos de conocimientos nuevos. Las tareas pendientes para el gobierno, sus políticas educativas, los profesores, son muchas, pero invito a comenzar el cambió con nosotros mismos.
Mientras, dejo la liga de un par de cursos gratuitos que nos pueden ayudar a cambiar la actitud:
Curso: En línea con mis hijos
https://www.mexicox.gob.mx/courses/course-v1:Prepaenlinea-SEP+ELCM20062X+2020_06/about
Curso: Clases en línea efectivas: enseñando desde casa
https://www.mexicox.gob.mx/courses/course-v1:Prepaenlinea-SEP+CELE20052X+2020_05/about
Ambos iniciaron en junio pero aún permiten la inscripción.
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Referencias:
Geografía, I. N. (2020). Tecnologías de la información y comunicaciones. Obtenido de https://www.inegi.org.mx/temas/ticshogares/
Geografía, I. N. (s.f.). Sala de Prensa. Obtenido de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2020/EAP_Internet20.pdf
Acerca del autor: Fernado Zúñiga se ha desarrollado en ambientes que abarcan las artes y la promoción cultural, la informática, las TIC’s, la gastronomía, todo lo anterior aunado a su formación profesional en la gestión de negocios.
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