Correo: luisislas@politicaladvisorsapc.com
La relación de causalidad entre el nivel de ingreso y el bienestar de los hogares es directa: a mayores ingresos, mayor bienestar. También resulta intuitivo que para acceder a cierto tipo de bienes y servicios es indispensable contar con un mínimo nivel de ingreso disponible; entonces, en ese sentido, el salario[1] constituye el principal medio por el cual los individuos y sus familias logran la posesión de todo aquello que es necesario para su supervivencia. Lo que no es tan obvio es la forma constitutiva de dicho salario, es decir, ¿de dónde viene ese salario y qué determina su cuantía?; la hipótesis general que brinda una respuesta a esta pregunta es la que sostiene que el salario está determinado por la productividad del trabajo. La teoría neoclásica sostiene que a los trabajadores se les paga, mediante el salario, por el valor marginal de su contribución al proceso productivo, que viene determinado por su productividad marginal y el ingreso marginal que se deriva de ese trabajo.
La relación existente entre la productividad laboral y los salarios es la determinación de los segundos por la primera; teóricamente se establece una relación causal que va de incrementos en la productividad del trabajo a incrementos en los salarios, dicho de otra forma: mientras más produzca un trabajador, mayor retribución salarial le corresponde.
En el modelo ricardiano, la productividad laboral es igual al valor agregado entre el número de horas – hombre trabajadas; es decir, el salario recibido por los trabajadores depende de la eficiencia en que su trabajo sea utilizado en el proceso productivo[2]. Esta relación es la que media el funcionamiento del mercado laboral; por ejemplo, si una empresa paga salarios altos a sus trabajadores pero su productividad es baja, irremediablemente se verá en la necesidad de recortar su plantilla de personal para equilibrar la productividad con el nivel de salario. Este comportamiento se puede extrapolar a la totalidad de la economía: si el nivel de salarios se encuentra por encima del nivel de la productividad laboral se tenderá al desempleo.
Marx sostiene que, como cualquier otra mercancía, el valor de la fuerza de trabajo se expresa en una cantidad de dinero determinada, es decir, un precio; ese precio es el salario. Sin embargo, su análisis se mueve en sentido contrario al anterior: el salario corresponde a monto necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo; el salario que recibe el trabajador es igual a la suma de precios de diversas mercancías que aseguran la reproducción de la fuerza laboral del trabajador. Marx considera que con el aumento de la productividad, mediante la implementación de tecnologías “ahorradoras” de trabajo, los trabajadores pierden participación en el proceso productivo y como su participación es menor también lo será su salario; lo que, evidentemente, repercutirá negativamente en el bienestar de la clase trabajadora. Entonces, en la teoría marxista, el nivel de salario también está ligado y determinado por la productividad del trabajo.
Resumiendo; en la teoría ricardiana, la productividad del trabajo y los salarios tienen una relación directa: crece uno (la productividad) y por consecuencia lo hace el otro (el salario). En la teoría marxista la relación es inversa, a mayores niveles de productividad del trabajo corresponden menores salarios. Sin embargo en ambas proposiciones la productividad del trabajo es la determinante del nivel salarial.
En un trabajo de Shapiro y Stiglitz (1984) los autores analizan la relación entre productividad y salarios de forma inversa; hasta ahora hemos tratado a la productividad del trabajo como la determinante de los salarios, pero ¿los salarios pueden determinar la productividad?, según estos autores es así. Al nivel salarial capaz de determinar la productividad se le conoce como “salario de eficiencia”; esta teoría sostiene la hipótesis de que los salarios influyen en la eficiencia de los trabajadores, señala que la clase empresarial tiene incentivos de pagar a los trabajadores salarios mayores que el promedio del mercado laboral y, de esa forma, incrementar su productividad; que, mediante el incremento salarial, los trabajadores se verán “motivados” y realizaran un “mayor esfuerzo” en el trabajo, lo que incrementara su productividad. Algo similar ya notaba Smith hace más de dos siglos: “Los salarios del trabajo son un estimulante de la actividad productiva, la cual, como cualquier otra actividad humana, mejora proporcionalmente al estímulo que recibe (…) En consecuencia, nos encontramos que allí donde los salarios del trabajo son crecidos, los obreros son más atractivos, diligentes y eficientes que donde son bajos” (Smith, 1776 p. 60). Sin embargo, en el análisis de Shapiro y Stiglitz (1984) surgen problemas relacionados con el desempleo masivo; según esta teoría, la tasa salarial mantiene una relación determinante y creciente con la productividad del trabajo, no obstante los demás empleadores pueden utilizar la misma estrategia y la totalidad de la masa salarial de la economía se verá incrementada por encima de la productividad, lo que traerá como consecuencia una disminución de la demanda sobre el mercado laboral debido a que será más costoso contratar trabajadores, aumentando el desempleo.
Con tu apoyo podremos crear más y mejor contenido ¡Ayúdanos a seguir creciendo!
[1] Definimos al salario como la suma de dinero que recibe un trabajador a cambio de su trabajo empleado en un proceso productivo. “La fuerza de trabajo es una particular mercancía cuyo valor de uso es el trabajo y cuyo valor de cambio es el salario” (Marx, 1867 p. 93).
[2] Ricardo toma en cuenta dos supuestos básicos para la formulación de su modelo:
- La existencia de competencia perfecta: el argumento de que los mercados competitivos proporcionan un mayor nivel de bienestar a los individuos
- Perfecta movilidad de capitales: los trabajadores tienen la posibilidad y capacidad de elegir el sector en el que trabajaran dependiendo del que pague los salarios más altos.
Bibliografía.
Marx, K., (1867) El Capital. Tomo 1. Fondo de Cultura Económica, México.
Shapiro, C. y Stiglitz, J., (1984) Equilibrium Unemployment as Worker Discipline Device en Economic Review Vol. 74, No. 3 (Jun, 1984), pp. 433 – 444.
Smith, A., (1779) Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Editorial Alianza.
Acerca del autor: L. Alberto Islas es maestrante en Economía Social por la UAM – Iztapalapa; actualmente desarrollando la tesis: «Pobreza estructural y niveles de productividad. Un análisis regional; México: 2008 – 2018».
Deja una respuesta