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Lo que está en juego en el 2024 es la continuidad del proyecto de Obrador, no sólo si se gana la presidencia de la república (la mayoría de las encuestas parecen confirmar que eso sucederá), también la mayoría en el Congreso de la Unión para continuar con las reformas que pretenden modificar el orden nacional.
En ese tenor, el partido naranja puede ser un factor clave que blinde las aspiraciones obradoristas. Por un lado, restaría votos a la oposición ya sea con Samuel García, posible precandidato al que le ha dado impulso Obrador; o con Marcelo Ebrard, quien seguramente obtendría una votación más amplia que el nuevoleonés. Por otro lado, podrían ser un aliado en el congreso para tener el consenso necesario que les permitiría hacer reformas de mayor peso o por lo menos no representar un obstáculo.
Las elecciones internas de MC, que como su dirigente nacional pregona, respetaron los plazos que la autoridad electoral estableció. No así sus posibles precandidatos. Samuel García lleva ya varios meses haciendo publicidad millonaria de su imagen, dándole atributos especiales a su polémica figura que queda en entredicho cuando se observa el incremento de la violencia en Nuevo León, entidad que actualmente gobierna, la crisis hídrica y la crisis de movilidad. Por su parte, Marcelo Ebrard ya hizo una gira política y fracasó en la interna de Morena.
No obstante, la aspiración de Samuel García se ve obstaculizada por la oposición en el Congreso del Estado de Nuevo León, donde son mayoría, y la posibilidad de perder la gubernatura, hechos que lo han llevado a recurrir de manera inmediata ante el TEPJF para solicitar licencia por medio año, donde, sin embargo, lo remitieron al mismo Congreso.
La preocupación mayor ahora está en la oposición, quienes no han podido atraer a los personajes que han tenido algún conflicto en sus respectivos partidos referente a sus aspiraciones políticas. Marcelo Ebrard, a pesar de su enfado con Morena en el proceso interno y sus severas críticas, las recurrentes invitaciones de la oposición no lo atrajeron. Enrique Alfaro tampoco se sumó, a pesar de que en el mes de agosto anunciaba su ruptura con MC y era uno de los que estaba a favor de ir con la candidata de la oposición Xóchitl Gálvez.
En todo caso, que por ahora se ve con mayor probabilidad, Marcelo Ebrard le aseguraría un mayor impulso al partido naranja en las siguientes elecciones de México. Los movimientos que han emprendido los emecistas han resultado pragmáticos. En Jalisco no necesitaban una ruptura puesto que la siguiente elección ya no la tienen segura y ningún posible candidato interno a la presidencial, hasta el momento, lograba levantar gran simpatía electoral.
Aunque a la candidata Xóchitl Gálvez se le suele ver festiva y sonriente, las preocupaciones en la oposición deben estar latentes. Hoy gran parte de la población tiene una percepción negativa de ellos. El proyecto de lanzar “candidatos ciudadanos” ya lo había intentado el PRI en 2018 con Meade y no funcionó, la gente ve con desconfianza lo que le presentan, Xóchitl Gálvez no ha sido la excepción y todavía tiene por delante el reto de que la mitad de la población no la conoce.
A juzgar por lo que se ha venido configurando, se avecina un panorama positivo para el oficialismo en 2024, uno desesperanzador para la oposición y uno mejor al que tenían hace unos ayeres Movimiento Ciudadano. El tablero de juego a la presidencial en gran medida lo ha determinado AMLO. Queda pendiente observar el comportamiento de los grupos políticos en los próximos meses.
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Acerca del autor: Carlos Castillo es estudiante de Ciencia Política y Administración Urbana por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
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