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El dilema
Enero 2021, después del caótico año 2020, su sucesor no entra con menos fuerza y nos trajo un suceso que no había sido visto en décadas: la toma por la fuerza del capitolio de Estados Unidos de Norteamérica. El mundo presenció la ira y disconformidad de una importante parte de la población estadounidense, al grado de generar un verdadero impacto social negativo.
El mensaje de tal situación era muy claro, el entonces presidente Donald Trump llegó a una muy importante manipulación de masas, la población causante del incidente era (por lo que se alcanzó a percibir) con características similares cosa que tiene relevancia porque nos habla de cual es la población interesada en que Donald Trump continuase en el poder y por ende con sus discursos y practicas políticas.
A raíz del suceso mencionado las redes sociales más importantes del mundo tomaron la decisión de eliminar las cuentas personales del Trump, siendo Twitter la del impacto más contundente. Esto ha traído varios debates ¿Se puede considerar una censura? ¿Es una violación a la libertad de expresión? ¿No debe permitirse a ninguna persona en las redes que fomenten discursos de odio y desinformación? ¿Los dueños de estas redes sociales tienen derecho a tomar decisión de tal forma? Para aclarar estas interrogantes será prudente analizar desde la simpleza hasta la complejidad.
Empecemos por entender que el “ciberespacio», tiene una naturaleza inherentemente transnacional; consta de una serie de redes e infraestructuras; interdependiente, abierto y múltiple, donde nos interrelacionamos” (Machin y Gazapo, 2016), esto quiere decir que internet trasciende las fronteras nacionales, está más allá de las leyes aplicables dentro de las fronteras físicas, crea un espacio a-legal, donde nos cuestionamos qué está permitido y qué no, cuando ningún gobierno tiene jurisdicción, esto nos lleva a ver que en la tierra de nadie, sin fronteras y sin dueño la redes sociales se han vuelto la pieza clave en la distribución masiva de información, sin embargo hay algo a tener en consideración, las redes sociales son compañías independientes a cualquier gobierno y se encuentran en un espacio que a la fecha tiene un enorme debate en cuanto a regulación, es decir, estas no deben de ser tomadas como medios de comunicación el uso y manejo de contenidos corresponde a las políticas individuales de la empresa, políticas que el usuario acepta al formar parte del espacio. Partiendo de aquí, el ciberespacio deja de ser tierra de nadie para convertirse en tierra de los creadores.
¿Políticamente incorrecto?
El fenómeno “Trump” ha sacudido las redes desde el día que anunció su candidatura, sus opiniones y conducta han marcado claras divisiones y tendencias por parte de los estadounidenses creando un entorno hostil, Trump se ha dedicado a crear un hemisferio en el cual determina quienes son culpables e inocentes, legítimos e ilegítimos, o como diría Ortega y Gasset refiriéndose a las masas y su control “no hay cuestión de la vida pública donde no intervenga, ciego y sordo como es, imponiendo sus “opiniones” ” (pp.77); la toma del capitolio fue la cúspide de un movimiento masivo que había trabajado en cada espacio público disponible, siendo las redes sociales la forma más directa de comunicación con sus seguidores, es su lenguaje políticamente incorrecto el que facilitó la creencia asumida de una realidad ficticia de la cual los protagonistas (teniendo excepciones) son el sector de la población privilegiada que excluye minorías, recordemos algunos de sus tweets que nos den un poco más de contexto en cuanto a su lenguaje durante su carrera presidencial:
Traducción:
| Numero | Texto |
| 1 | Ser políticamente correcto toma mucho tiempo. ¡Tenemos mucho que hacer! |
| 2 | ¡Las personas deberían parar de ser políticamente correctos y enfocar su energía en encontrar soluciones a problemas complejos! |
| 3 | ¡Obama, y todos los demás, han sido tan débiles y tan políticamente correctos, que los grupos terroristas se vuelven más fuertes! Vergüenza. |
| 4 | Amo a los mexicanos, pero México no es nuestro aliado. Nos están matando en la frontera, y nos están aniquilando en los trabajos y negociaciones. ¡Pelea! |
| 5 | …del mismo modo, miles de millones de dólares son traídos a México a través de la frontera. Tenemos a los asesinos, las drogas y el crimen, ¡ellos tienen el dinero! |
| 6 | Debemos detener la máquina del crimen y el asesinato que es la inmigración ilegal. Los problemas desenfrenados sólo empeorarán. ¡A recuperar a nuestro país! |
| 7 | Hoy el islam más radical ataca, ¡nunca termina! Debemos fortalecer las fronteras, ser vigilantes e inteligentes. No ser políticamente correcto. |
No se trata meramente de falta de diplomacia, se trata de un discurso de odio constante e influyente en el que deja claro que, ante sus ojos, el ataque y desprestigió es la manera precisa de equilibrar lo que “Norteamérica” debería de ser, confirmando su clara tendencia por ser un populismo neoclásico de derecha con el retorno a la idea de nación, xenófobo y racista, me atreveré a decir que con claros márgenes fascistas. Estas herramientas discursivas no se utilizan en vano, crear enemigos implica tener bandos, bandos que posteriormente te apoyen de ser necesario ¿nos suena? Efectivamente, al iniciar las elecciones del 2020 estos elementos discursivos no solo se mantuvieron, sino que se incrementaron al punto de deslegitimizar, contra toda prueba, la elección democrática.
En vista de esta situación Twitter (seguido por el resto de redes sociales de importancia) tomó la decisión de vetar de por vida la cuenta del expresidente @realDonaldTrump bajo dos argumentos: difusión de información falsa y el riesgo de una mayor incitación de la violencia; a su vez, se tomó una decisión sin precedentes y que, en definitiva, tendrá un fuerte impacto: las cuentas oficiales del presidente de EE.UU. y de la Casa Blanca han sido reiniciadas a cero y puestas en pausa hasta el día 20 de enero del 2021 que el, ahora, presidente Joe Biden asumió la presidencia.
Opinión y discurso
Así empezamos a cercar, lo verdaderamente interesante y es adentrarnos en el debate de si este tipo de acciones por parte de las redes sociales están violando la libertad de expresión del individuo expresada en el el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece la protección a la libertad de expresión, comunicación y acceso a la información, ¿cualquier persona debería de ser libre de dar su opinión? Para empezar tendríamos que diferenciar una opinión de un discurso.
Por un lado la opinión es la expresión del pensamiento, se limita a una concepción individual de la vida, su individualidad proviene de lo intrínseco, sin embargo no sería prudente entender como un hecho aislado al pensamiento de la acción, aun cuando el pensamiento no sea plenamente del acto, si es causal de este; el filosofo John Locke (recordemos que es padre de el liberalismo, por lo que se deberá entender su postura bajo su contexto) expresaba en la Carta sobre la Tolerancia que “la libertad de pensamiento es un derecho natural de cada hombre que pertenece por igual a los que disienten y a ellos mismos y que a nadie debiera obligársele en materia de religión ni por la ley ni por la fuerza”(Ansuátegui, F. pp. 675), siguiendo esto será valido preguntarnos si la libertad de expresión debe de ser considerada en la misma cabida que la libertad de pensamiento. El discurso, por otro lado, esta pensado de manera mucho más estructural al depender de un contexto y al tener una finalidad, no hay discurso emitido que no tenga una finalidad.
Ante esto tiene relevancia centrarnos en el impacto del discurso y de la opinión, mientras que uno impacta en lo individual el otro impacta en lo colectivo; vivir en sociedad implica un ejercicio colectivo en el cual las acciones individuales invariablemente tienen un efecto domino, aquí es donde entra el discurso al tener la capacidad de provocar acciones.
¿Cuándo es aceptado un discurso y cuando no? A mi parecer la respuesta es muy sencilla – invito a su reflexión individual a profundidad – el discurso se limita por su contexto cultural, en medida que la sociedad avanza culturalmente el rol de los discursos cambia, es decir, que son limites temporales fabricados de características culturales siempre teniendo en cuenta que “las etapas históricas son siempre etapas inacabadas cuyo final se funde con el comienzo de la siguiente, y cuyas características sociales, culturales, ideológicas, económicas, políticas, etc., no pueden ser concebidas aisladamente. Adquieren sentido en su conexión, y también en su contraste, con los tiempos que las rodean” (Ansuátegui, F. pp. 268)
¿Quién domina el mundo?
Noam Chomsky alguna vez dijo “quien controla la red controla el mundo”, hoy vemos la veracidad de está afirmación de dos maneras, de 0 a 100 y de 100 a 0, desde Trump creando un ejercito informal durante meses haciendo uso de elementos discursivos en el espacio más publico que hay: la red, hasta empresas silenciando al jefe de Estado más importante del mundo.
No me centrare en especificar si fue una censura o no lo fue, como mencione antes el discurso es aceptado en medida de las reglas culturales, que como vimos a Donald Trump no le preocupaba, porque esto no es el tema relevante; más allá de estancar una afirmación quisiera abrir el debate: si internet no tiene fronteras, no pertenece a ningún Estado pero si tiene pioneros en su dominio entonces ¿es libre?, claramente no es una interrogante que yo este por primera vez desarrollando, cada vez es más el temor político a este fundamento, en el caso de veto a Trump vimos a dirigentes como Andrés Manuel López o a Angela Merkel protestar ante lo que denominaron censura.
Enguix Oliver estudioso del impacto político e informativo de las redes sociales, menciona que las redes impactan desde 4 vertientes: la creación de comunidades, la difusión de contenidos, las actividades de filtro y de jerarquización de tales contenidos, y la financiación directa o indirecta de partidos políticos; el impacto es grande y poderoso y los políticos no hacen mal en temer del poderío que adquieren las redes sociales, el internet en sus orígenes era un medio controlado y regulado, no es hasta 1995 que esto cambia y se vuelve “público”.
Pero no, internet no es público, más allá de lo correcto e incorrecto, esto marca un antecedente muy importante que nos deja claro que internet no es libre sea por bien o por mal, ya lo decía Norman Salomon “los costos generales de participar en el mundo en lineal son otra cuestión”, por lo que debemos preguntarnos en manos de quién estamos y hasta dónde estamos dispuestos a aceptar el espacio con las normas que este conlleva, mientras que por un lado como individuos sociales y colectivos nos puede dar tranquilidad en sentido de darnos un espacio no fronterizo y por ende fuera de la jurisdicción estatal (en gran medida), pero además viene a ocupar un lugar como fuerza de oposición ante lideres políticos, también no podemos dejar de lado que este como cualquier estado y, hasta podríamos decir, cíclico viene a crear consigo jerarquías tecnócratas que nos dan una ilusión de una, quizás, falsa libertad ante lo que Michel Foucault podría escribir nuevamente “vigilar y castigar”.
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Fuentes:
Ansuátegui, F. (1992). Orígenes Doctrinales de la Libertad de Expresión. Tesis de Acceso Abierto, Universidad Carlos III de Madrid. PP. 268 y 675
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Acerca del autor: María Fernanda Alarcón es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad De Las Américas Puebla (UDLAP).
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