Correo: eder.luna@politicaladviso
En estos tiempos de cambio en los que se están manifestando una gran variedad de grupos sociales; exigiendo con justa razón sus derechos, respeto e inclusión en los diferentes aspectos que conlleva una sana convivencia como sociedad; existe también un grupo que lleva muchos años entre nosotros y que poco se les ha escuchado o resuelto sus problemáticas que aqueja como grupo vulnerable; me refiero a las personas con discapacidad (entiéndase en particular; a toda aquella persona que requiere desplazarse sola o con algún acompañante por medio de un artefacto, aparato o elemento extra para realizar sus actividades con relativa facilidad en una ciudad o localidad).
Se entiende cómo inclusión: “La actitud, tendencia o política de integrar a todas las personas en la sociedad, con el objetivo de que estas puedan participar y contribuir en ella y beneficiarse en este proceso. La palabra, como tal, proviene del latín inclusio, inclusiōnis. La inclusión busca lograr que todos los individuos o grupos sociales, sobre todo aquellos que se encuentran en condiciones de segregación o marginación, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos.”[1]
Partiendo de esta definición, las personas con discapacidad temporal o permanente, se encuentran en vulnerabilidad y exclusión, en una ciudad que no ha sido pensada para ellas al cien por ciento o que se avistan ciertos elementos emergentes para apoyo de estas, en el entendido de movilidad, transporte y espacios aptos para su esparcimiento.
Hago mención de este asunto repetidamente abordado, estudiado y debatido por políticos, urbanistas y arquitectos que han dado su punto de vista sobre el tema y pareciera que estos diálogos e investigaciones pasan por alto en las actuales dirigencias de la ciudad; menciono esto, porqué me ha tocado ahora experimentar en carne propia y notar aún más estos problemas que les aquejan y no pasan por alto, haciendo pensar que a las autoridades pertinentes no les interesa o ven como una necesidad no prioritaria. Pasar por todas las circunstancias que estás personas atraviesan en su día a día al momento de circular en una metrópoli que pregona con la bandera de “una ciudad incluyente para todos”, hace notar que, si bien existen elementos por hacer una ciudad de fácil tránsito para ellos, estamos todavía a muchos años de lograr una inclusión total y de sana convivencia.
Se puede pensar y decir que este tema ya es muy conocido y se están generando muchas políticas, normas y leyes sobre la atención de este sector de la población; pero sorprende que en las dos primeras décadas que van en pleno siglo XXI, aún existan este tipo de problemáticas para este sector que se la juega literalmente al momento de salir de sus casas y desplazarse en ella como cualquier otro ciudadano que habita esta ciudad.
Por el tiempo que llevo en mi condición (dónde requiero de auxiliarme de un par de muletas); he caído en cuenta que en la ciudad hay una marcada diferencia en cómo se encuentra constituida la misma en ciertas zonas para este sector de la población. Yo, por ejemplo, radico hacia el oriente de la Ciudad de México y es aquí en particular, donde me he percatado de las falencias de movilidad que existen para las personas con discapacidad, que si bien, se empiezan a notar algunos trabajos que mejoren estas condiciones, es en lugares públicos como centros comerciales, hospitales o lugares abiertos, donde se acentúa más una creciente infraestructura para ellos; sin dejar de lado que en algunas ocasiones esta misma se encuentra sin terminar o en deterioro, provocando que no funcionen de manera óptima. Por otro lado, es en las colonias donde particularmente hay muy poco crecimiento de obras, intervenciones o equipamientos para un mejor desplazamiento de este sector; por citar algunos ejemplos claros puedo decir que las banquetas o andadores de las calles tienen dimensiones mínimas para un correcto tránsito, esto, sin dejar de mencionar el poco mantenimiento, objetos, autos y puestos ambulantes que estas tienen, afectando el paso y obligando al peatón y personas con discapacidad a transitar por el arroyo vehicular arriesgándose así a ser atropelladas o tener algún otro tipo de accidente considerable. En la cuestión del transporte público también es otra de las atenuantes a considerar; muchas de estas, son unidades viejas, que no cuentan con espacios designados correctamente o tienen lugares poco cómodos para el usuario, sin dejar de lado que carecen de fácil acceso a las mismas. Estos pequeños ejemplos, hace que en la mayoría de las ocasiones las personas con discapacidad se frustren y opten mejor por mantenerse la mayoría del tiempo en su domicilio; a menos que sea muy necesario salir y es en este momento cuando empieza con esta travesía tan complicada.
Por otro lado, tenemos otros sectores de la ciudad en donde pasa un fenómeno diferente y esto ocurre en zonas más céntricas o al poniente de la ciudad; con un alto índice turístico o con elevado poder adquisitivo. En estos lugares uno se percata que el crecimiento en infraestructura para personas con discapacidad ha ido en aumento y las condiciones de las mismas son otras: por ejemplo, el ancho en aceras es considerable, incluso en ellas hay elementos con relieve táctil para que las personas débiles visuales puedan transitar y sepan por dónde van, al ser las aceras anchas una persona en silla de ruedas no se ve en la necesidad de bajar de la banqueta y arriesgar su integridad; aunque muchas veces también tener las banquetas anchas en estos lugares hace que los puestos ambulantes se apropien de ellas, afectando en demasía el tránsito al peatón; pero siendo esto mínimo ya que las medidas de infracción son más fuertes, caso contrario del que les cite anteriormente dónde la autoridad brilla por su ausencia; los cruces peatonales se encuentran delimitados, algunos semáforos cuentan con alarma para que las personas con debilidad visual puedan escuchar y saber en qué momento cruzar y el tiempo que a estas les quedan.
En estás zonas el transporte público tiene también algunos cambios significativos, algunos ramales de estas cuentan con unidades amplias, de fácil acceso y estaciones delimitadas (caso cómo RTP, unidades sustituidas de la red de transporte concesionado o rutas privadas), al hacer uso de las mismas me sorprendió lo sencillo que fue para mí acceder y prácticamente sin requerir de ayuda de alguien más. Algunas estaciones del sistema de transporte masivo metro, ya cuentan con elementos para personas con capacidades diferentes o bien, el Metrobús también tiene un fácil acceso a sus estaciones y unidades, es en ellas dónde se ve claramente un aumento de gente con discapacidad que hasta hace unos años atrás no hacían uso de estos.
Los espacios públicos como parques, equipamientos como escuelas, centros de salud y mercados, tienen mejores adecuaciones para la población con alguna capacidad diferente; incluso el mismo mobiliario urbano ya tiene adecuaciones para los mismos.
Si bien en los últimos años en la ciudad se han realizado cambios en el transporte público, áreas de esparcimiento, equipamientos, mobiliario urbano, infraestructura (banquetas, rampas, etc.) es necesario notar que no es de manera general y uniforme en toda la ciudad y que no debería ser de esta manera. Lo que me hace pensar si los recursos, políticas, atención de problemáticas con relación a las personas de este sector son atendidos como debe ocurrir y de manera importante, pareciera ser que se necesitaría una huelga o un movimiento importante por parte de esta ciudadanía para que se les escuche y no sólo se diga que somos incluyentes por mero adorno a los tiempos modernos que hoy en día suceden cómo sociedad.
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[1] https://www.significados.com/inclusion/
Acerca del autor: Eder Luna es arquitecto, egresado de la UAM – Xochimilco.
Me ha gustado mucho el artículo, muy sustancioso en cuanto a ilustraciones y contenido respecto al tema de inclusión.
Es un texto para reflexionar y tomar acción. Las personas que llegamos a vivir la adversidad de una discapacidad, sabemos y entendemos que estamos en un proceso, justamente de inclusión en donde las comunidades cooperen con espacios, actitudes y pensamientos que mejoren la convivencia.
Por otro lado me gustó mucho el entender que no es necesario que una persona tenga que nacer o sufrir un accidente para sentir en carne propia una limitante para vivir y desarrollarse en sociedad.
Si me permiten, compartiré este artículo para que la conciencia se expanda.
Gracias por tocar y exponer temas tan importantes como este.