By Alejandro Vázquez

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“Cualquier parecido de los personajes de esta película con personas vivas o tontos, instituciones o funcionarios, es una pura y celestial chiripada”; y es así, con esta “advertencia” como comienzo a adentrarme a esta obra cinematográfica de 1974, bajo la Dirección del actor, bailarín y cineasta Alfonso Arau Incháustegui.

El pasado ocho de febrero, directivos de TV UNAM me confirieron el honor inmerecido de abrir el Ciclo “Tiempo de Filmoteca de la UNAM”, bajo la conducción de la prestigiada actriz y conductora Alejandra Toussaint, en donde la entrevista versó sobre el análisis de esta película, sin omitir mencionar que la misma estuvo “enlatada” -expresión de los críticos de cine-, durante 16 años, aunque el término o la cuestión real es que estuvo, mejor dicho, censurada, sin importar el que en su momento haya sido merecedora al premio a la mejor película “del Tercer Mundo” en El Cairo, Egipto.

Pero, ¿Cuál fue el motivo de que este filme haya sido objeto de censura? Es muy sencillo, no es el descubrir “el hilo negro”, ya que como me refiero en el título de este artículo, resultó ser el común denominador entre una película eminentemente de sátira política, con la realidad del sistema político de los años setenta en nuestro país, y que me atrevo a decir que hoy por hoy pervive, ya que entre otros ejes, el principal que se pone al desnudo en esta obra es, en efecto, la corrupción, donde recuerdo que en alguna entrevista mencioné que incluso es una política de Estado, suena fuerte, pero eso sí es una verdad histórica in saecula saeculorum.

Amén de lo anterior, los tres ejes fundamentales en que está basada esta sátira política de una realidad incómoda, son el primero de los mencionados, la corrupción, la falta de libertad de expresión, donde cabe mencionar que a la fecha sigue siendo objeto de un debate interminable, y por ende, la falta de democracia, empero a estos ejes, a esta columna vertebral, también les ha faltado agregar a los críticos otras cuestiones que se encuentran a manera de mensaje subliminal, y me refiero a los factores reales de poder, el machismo que se maneja e incluso predomina, lo que conocemos como “malinchismo”, la denostación que se hace de los indígenas; para que en suma se traduzca en “la dictadura perfecta”, parafraseando a Mario Vargas Llosa cuando se refirió al PRI de frente a Enrique Krauze y Octavio Paz, y que fue la fuente de inspiración de mi libro intitulado “El Sistema Presidencial Mexicano ¿Realmente la Dictadura Perfecta?, mismo que fue editado en 2015 por Flores Editor, y que recomiendo su lectura.

Cabe mencionar que la producción y proyección de esta obra cinematográfica, fue realizada durante el periodo presidencial de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), encajando con lo que sucedía en ese tiempo con la “Crisis de Excélsior”, que no fue más que precisamente “la censura a la libertad de expresión” que de 1972 hasta 1976, el presidente en cuestión ordenó distintos sabotajes a este periódico que, dicho sea de paso, en la actualidad es propiedad de Grupo Imagen, de la dinastía político-empresarial Vázquez Raña, dato que no debe dejar pasarse por inadvertido en este análisis; empero regresando a la época en cuestión, el periódico de referencia se encontraba dirigido por Don Julio Sherer García –posteriormente Fundador del Semanario Proceso (1976)- y éste realizaba dada su ideología de izquierda, una labor crítica contra el gobierno de Echeverría, hasta que finalmente logró la salida forzada de Sherer y todo su equipo de Excélsior, y que no quiero dejar de mencionar que este diario es el segundo más antiguo, pues fue fundado en 1917 por Don Rafael Alducin.

Regresando a la película en análisis “Calzonzin Inspector” (1974), basada en “El Inspector” del escritor ruso Nikolái Gógol, así como en los personajes de la Revista “Los Supermachos” de Don Eduardo del Río, mejor conocido como Rius, y escrita, mejor dicho, adaptada a Cinedrama por Arau, Juan de la Cabada, Héctor Ortega y Rius, en efecto, es una dura crítica, una atrevida sátira política disfrazada de “humorística”, en contra del sistema político mexicano, que pervive, que continúa vigente, y que además de los ejes en que se basa, como también lo mencioné, no hay que dejar de observar a los poderes fácticos, que en este caso se trataba del “círculo de poder” del munícipe de “San Garabato”, Don Perpetuo del Rosal, quienes de primera intención, sin ánimo de análisis de esta película, digna de tesis profesional de cualquier grado, no se percatan de ello, enfocándome más a los críticos de cine, a quienes se les ha ido esta cuestión que es incluso de lo mejor, de lo más relevante, ya que nos hace notar de una forma subliminal, el que los comerciantes de la época, concretamente, el médico, el cantinero, el director de la escuela y demás caciques, siendo los dos primeros extranjeros –por lo que estamos hablando de la prevalencia del “malinchismo” en nuestro país- eran quienes realmente manejaban al presidente municipal; siendo lo anterior, convertido a nuestra realidad lo que no significa más que lo que siempre ha sido en México, quienes mandan realmente son esos poderes de facto, mejor traducido como círculo empresarial, enfocándome principalmente a los banqueros y dueños de grandes consorcios, como a los que me referí, y desde luego la dinastía de Carlos Slim Helú.

Aunado a lo anterior, tenemos el tema del machismo, en el sentido de que los críticos tampoco se percatan en esta película del trato e imagen que le dan a la mujer mexicana, que para ser más precisos está la actuación de la esposa e hija del munícipe frente al Inspector Calzonzin (Arau), donde se convierte en una verdadera falta de respeto a la dignidad de la mujer la forma en que ambas se le ofrecen a este supuesto inspector, sin dejar de observar la actuación de las mujeres prostitutas que de igual manera entran desnudas al cuarto del “Inspector” y su asistente, representado por el actor Arturo Alegro, y que en mérito de ello, estimo o que no eran necesarias estas escenas, o tal vez, lo que nos trata de dar a entender Arau con este tema, es lo que implica el goce del ejercicio del poder, la opulencia que conlleva el mismo, el que los gobernantes, los políticos son capaces de llegar a ese tipo de bajezas, como el ofrecer a su propia familia, con tal de obtener algún beneficio; en fin, esta parte también quisiera dejarla al arbitrio de mis lectores.

Finalmente, quiero dejar a la reflexión de esta obra cinematográfica, a manera de conclusión, el que dando un análisis intrínseco de las conductas de Calzonzin, desde el principio de esta película, donde incluso hasta logra pilotear una aeronave, el lograr engañar tanto al presidente municipal, como a los comerciantes, -círculo de poder del municipio-, a los letrados, al aprovecharse de la situación de la confusión para beneficiarse de ello también, tratándose de un campesino sin estudios, es donde Don Alfonso Arau, le entiendo su moraleja, el mensaje que también tiene en este sentido este filme, que es el que el poder en manos de la ignorancia es un arma letal, lo que conlleva a que son los audaces quienes verdaderamente detentan o llegan a detentar el poder, que como hemos sido testigos en este momento, y que no me dejará mentir mi querida o querido lector ¿Quiénes son los que realmente nos han gobernado últimamente?, ¿Quiénes se encuentran en este momento de elecciones intermedias como candidatas o candidatos a los distintos cargos de elección popular? La respuesta no la tenemos ni usted ni yo, nos la brinda esta película, motivo por el que estuvo censurada.

Este filme, que le pudiera resultar de humor, o incluso aburrido, hasta tedioso me atrevo a decirlo, por la duración de casi dos horas –dependiendo del cristal con que se mire-, es una película que le invito a ver con toda calma, aún y cuando ya haya tenido la oportunidad de hacerlo, vale la pena porque es el reflejo de nuestro sistema político que en su momento desnudó Don Alfonso Arau con esta producción que seguirá vigente.


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Acerca del autor: Alejandro Vázquez, es doctor en Derecho y catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM, fue candidato a presidir la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

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